Cómo superar conflictos con el staff

Si detectó un problema que afecta el funcionamiento de un área de su gimnasio y deteriora la calidad del servicio, es hora de identificar qué lo genera y buscar una solución. Para abordar un conflicto, en primera instancia, es necesario saber dónde uno está parado como líder y responsable del equipo de trabajo. Esto significa qué postura tiene el líder frente a esos conflictos y qué actitud predomina al abordarlos. Dichos aspectos pueden o no convertirse en los primeros obstáculos invisibles a la hora de superar una dificultad. En éste sentido, caben tres preguntas que conviene responder:
  • ¿Qué pienso o siento sobre los conflictos que surgen con el staff?
  • ¿Qué pienso o siento cuando tengo que resolver el conflicto?
  • ¿Los tolero o los evito?
Las respuestas a estas preguntas pondrán de manifiesto la predisposición anímica y la apertura mental para afrontar el conflicto y encontrar soluciones adecuadas y creativas.   Identificar el origen Si detectó un problema que afecta significativamente un área de su gimnasio, deteriorando la calidad del servicio, es hora de identificar qué lo genera. Éste puede haber surgido por:  
  1. Una mala relación vincular entre los miembros del staff. No importa lo que el otro haga o diga, siempre van a haber roses. Al preguntar el porqué de la discordia o los entredichos, las respuestas suelen ser: “Juan no me cae bien”, “no me gustan sus actitudes o maneras de decir las cosas”, “no es de fiar”.
  2. Una lucha de poder. El principal objetivo es imponerse al otro. Por ejemplo: las dos partes dicen tener razón y que sus consideraciones deben prevalecer sobre la otra. Ambas partes expresan exactamente lo mismo, pero por esta lucha no son capaces de verlo y ponerse de acuerdo,
  3. Insatisfacción personal por baja retribución o por exceso de tareas para su puesto; o la persona considera que debería estar haciendo lo que otro de sus compañeros hace. Surge la discordia, la tensión o la apatía.
Otra posibilidad es que esa persona no se sienta valorada o reconocida por su dedicación. Decide entonces que no vale la pena el esfuerzo y comienza a faltar o a llegar tarde. 4. Una tendencia a tomarse atribuciones que no le corresponden (rol o tareas), invadiendo    las incumbencias ajenas. Estos son algunos ejemplos posibles, que pueden agruparse en:
  1. Vincular. Relación y entendimiento entre las personas involucradas;
  2. Desempeño (rol y/o tareas);
  3. Ambos.
Confrontación exitosa, algunos consejos Si como líder enfrenta los conflictos o a pesar de no ser de su agrado considera que es mejor abordarlos que evitarlos, será conveniente entonces programar una confrontación.   Una confrontación en términos generales es una discusión cara a cara entre personas que tienen un conflicto. No necesariamente tiene connotación negativa, la clave está en usarla de manera apropiada. Una confrontación puede ayudar a comprender mejor el problema en cuestión y a encontrar la solución apropiada. Comparto algunos consejos para que así sea:  
  • Evite la confrontación si está enojado o muy ansioso. Carecerá de la claridad y la apertura necesarias para escuchar, reflexionar e identificar posibles soluciones.
  • Desde el comienzo tenga en claro el objetivo de la misma. Esto le servirá de anclaje para no desviarse de lo importante. Le ayudará a volver a lo importante si se dejó llevar por una discusión confusa, por la ira, la frustración o la impotencia. El objetivo brinda dirección y foco.
  • Tenga presentes los límites que encuadran la empresa: económicos, legales, de roles y vinculares (conductas esperadas y permitidas).
  • Establezca un tiempo de duración de la reunión. Será un parámetro para evitar conversaciones interminables y agotadoras.
  • Apague el celular e invite a las personas involucradas a hacer lo mismo. La atención estará puesta en lo importante: las personas en la reunión.
  • Deje a un lado los preconceptos que tenga de las personas involucradas. Puede que tenga una idea equivocada. Y si su idea es bastante realista, trate que sea neutral desde lo emocional para no nublar el análisis de situación.
  • Plantee con calma cuál es la dificultad o motivo principal que lo llevó a convocar la reunión. Describa los hechos evitando calificar la conducta. Por ejemplo decir: “Vemos que pasas mucho tiempo con el celular o hablando con el resto del personal, mientras hay clientes que esperan tu ayuda con los ejercicios”; en lugar de decir: “Sos vago y descuidado con los clientes”.
  • Haga lo posible para escuchar las razones y necesidades que sostienen o generan la conducta de la persona. Solo así sabrá si podrá o no atenderlas e incorporarlas en la solución.
  • Evite culpar desde el enojo a la otra persona, esto hará que se cierre y se defienda. Automáticamente le trasladará a usted la culpa. Será el comienzo de las hostilidades, toda su energía estará puesta en defenderse.
  • Implique en la solución a todas las personas involucradas en el conflicto. De qué manera pueden colaborar con la solución para que, por ejemplo, los clientes reciban una atención apropiada.
  • No está obligado a dar una solución necesariamente en esa primera conversación. Si lo necesita, tómese un tiempo para reflexionar, evaluar y plantear posibles soluciones. Explicite que convocará a otra reunión para cerrar juntos el tema pendiente.
Cierre con participación y acuerdo Llego el momento de dar un cierre a la reunión, ya que todas las partes involucradas han explicado sus puntos de vista, necesidades y expectativas. Ahora usted ya tiene la información necesaria para plantear la solución y, posteriormente, implementarla.   Una forma posible de cierre es la siguiente:  
  1. Plantear las razones de la conducta de la persona que generó el conflicto: “Entiendo que vos / que para vos…”
  2. En caso haya alguna demanda de su parte y sea posible contemplarla: “Desde mi lugar (dueño) podría facilitarte/ayudarte con…”.
  3. Explicitar las necesidades para un buen funcionamiento del gimnasio o del área involucrada, y recordarle a ese empleado qué se espera que haga para satisfacerlas: “¿Cómo podés colaborar?”
  4. Cerrar el acuerdo si lo expresado por la persona involucrada es aceptable como solución. “Me parece bien. Vos, ¿estás de acuerdo?”
  5. Terminar la confrontación. Agradecer la participación. “Muy bien, terminamos la reunión. Gracias por haber venido a charlar”.

La gente es el plan

Ya lo dijo Richard Branson: “Los clientes no son lo primero, lo primero son los empleados. Si cuidas a tus empleados, ellos cuidarán a tus clientes”. Cualquier dueño, gerente, jefe o coordinador que se considere líder tiene la responsabilidad de que las personas que conforman su equipo adquieran las habilidades específicas para desplegar su máximo potencial Para ello no alcanza haber leído los CV de quienes contratamos, sino que es parte de una tarea mucho más comprometida. Un conductor tiene un primer rol de administrador, que lo hace responsable del cumplimiento de las actividades y de los resultados que de ellas deriven. Un segundo rol, en el que muchos tienen dificultades, es el de desarrollador de personas: debe garantizar que sus colaboradores tengan los conocimientos indispensables (saber), las habilidades necesarias (saber hacer) y la actitud correcta (querer hacer). Pero muchos conductores intentan alcanzar resultados a través del uso de la presión excesiva, alternando premios con castigos. En mi opinión, si un conductor de desarrollo desea alcanzar un objetivo puntual, más que focalizarse en el objetivo mismo, debería enfocarse en el “cómo” se lleva adelante el proceso. Ese enfoque es el núcleo central de la conducción de desarrollo. Desarrollando equipos Recepciones en la que se pierden infinidades de ventas, la falta de adaptación de los profesores a los estilos de los clientes y sus expectativas, los manejos diferentes de los métodos de entrenamiento que hacen que un mismo socio reciba indicaciones disímiles y hasta contradictorias, entre otras cosas, son algunas malas prácticas que se observan. Es interesante advertir el esfuerzo económico que muchos dueños hacen para que nuevos clientes lleguen a sus gimnasios: inversiones en publicidad, instalaciones modernas, equipamientos costosos. Sin embargo es llamativo lo poco que se invierte en tiempo, formación y recursos para desarrollar a las personas que conforman sus equipos. Hoy los clientes, a primera vista, eligen un lugar para entrenar por cercanía, por sus instalaciones, por el cronograma de clases y los servicios que les ofrece. Pero  deciden permanecer en ese lugar en base a la “experiencia personal” vivida, evaluando si la misma estuvo a la altura de sus “expectativas”. Y en esto, el equipo se vuelve central. Si el servicio fue percibido por ese cliente como satisfactorio, entonces volverá y lo recomendará a sus conocidos. Si no lo fue, se perderá el vínculo y la recomendación será neutra en el mejor de los casos, o en otras situaciones, será negativa. Si los colaboradores no se encuentran desarrollados para estar a la altura de las circunstancias de lo que cada cliente necesita, desea o requiere, toda la inversión hecha en el negocio corre el riesgo de perderse. Por eso, desarrollar a la gente en conocimiento, habilidades y actitudes es la mejor forma de cuidar la inversión realizada. ¿Cómo alcanzar un “cómo” satisfactorio? El proceso de desarrollo de equipos de alto desempeño se basa en principios, procesos y herramientas. Los principios se apoyan en los fundamentos actuales del liderazgo. Si no se comprenden las nuevas tendencias es imposible la aplicación de un método que funcione adecuadamente. Saber que la gente no depende de uno, sino que uno depende de la gente para lograr los resultados que se plantea es uno de los ejes fundamentales. Otro elemento esencial es el trato de igual a igual, que permita un tipo de colaboración horizontal para que las reuniones se transformen en un lugar donde cada problema se convierte en una oportunidad de mejora, donde se cambian métodos y rumbos, se desarrolla la responsabilidad individual y se eleva el nivel de compromiso. Las herramientas que se necesitan para todo trabajo con personas son básicamente comunicacionales. La mayoría de las dificultades que todas las organizaciones tienen en sus equipos se funda en la falta de manejo adecuado de este tipo de herramientas. La comunicación es la base de toda interacción humana y, por ende, de cualquier proceso de cambio e influencia. El saber entablar un diálogo productivo con cada integrante es un elemento básico que permite intercambiar distintos puntos de vista acerca del camino compartido. Anclado en esos principios y herramientas se establece un proceso que se compone de:
  • La instrumentación de un método de acompañamiento sostenible.
  • La observación habitual del proceso de trabajo.
  • Encontrar las brechas existentes entre el desempeño real y el deseado, mediante la utilización de un método estandarizado.
  • La complementación con reuniones individuales programadas para encontrar las causas subyacentes de esas diferencias
  • El acuerdo de alternativas de solución a esas brechas.
  • La planificación y calendarización de las acciones pactadas.
  • La generación de acuerdos de objetivos y espacios de seguimientos y acciones correctivas.
Todo lo nombrado es parte de un proceso efectivo de desarrollo de integrantes de un equipo de alto rendimiento, y para esto es necesario ocupar tiempo de calidad con nuestra gente. No será posible alcanzar el máximo nivel de desempeño, un resultado óptimo e ingresos superlativos si no se trabaja sostenidamente en la gente. Beneficios del liderazgo de desarrollo El liderazgo de desarrollo tiene múltiples ventajas. La primera es conocer con quiénes uno está trabajando, y cuáles son sus expectativas y motivaciones. La motivación no es un elemento externo a las personas, sino interno. La gente ya tiene sus propios motivos para hacer las cosas y su conductor no debe inventar nada, sino generar el espacio necesario para llegar a comprender esas motivaciones y alinearlas con la tarea. El liderazgo de desarrollo fundamentalmente permite:
  • Generar espacios de motivación, valoración y reconocimiento.
  • Comprender y diagnosticar problemas de desempeño.
  • Descubrir potenciales y desarrollar habilidades en los integrantes de un equipo.
  • Detectar falta de conocimiento en ciertas tareas y brindar la información necesaria.
  • Corregir desempeños insatisfactorios o por debajo de lo esperado.
  • Diagnosticar dificultades en el comportamiento y revertirlas.
  • Fomentar relaciones personales productivas y constructivas mediante una retroalimentación efectiva.
  • Escuchar nuevas ideas y puntos de vista que pueden ser capitalizados.
  • Alinear y estandarizar tareas que permitan hacer los desempeños predictibles.
  • Alcanzar grandes metas de resultados cuantitativos y cualitativos.
Para todo esto es fundamental que el conductor agudice sus aptitudes de diálogo, elevando así su capacidad de comprensión, y que la comunicación se convierta en un canal efectivo y constructivo de ida y vuelta, que permita la generación de un proceso de mejora continua. El afamado magnate británico Richard Branson cuenta con más de 350 empresas que forman Virgin Group y es el autor de una frase que resume todo lo que aquí quedó expuesto: “Los clientes no son lo primero, lo primero son los empleados. Si cuidas a tus empleados, ellos cuidarán a tus clientes”. La gente es el plan.

Temblor, ¡algo se está moviendo!

La tecnología, el fenómeno de la digitalización y las nuevas generaciones de consumidores representan el corazón de un terremoto de escala que está provocando cambios de gustos y de hábitos, tanto a la hora de comprar como de pagar. En los últimos años los gimnasios tradicionales han quedado atrapados en un mercado sumamente competitivo, con jugadores nuevos y diferentes a los ya conocidos. Jugadores más pequeños, que demandan poca inversión, más cercanos al cliente, más baratos, con una atención más personalizada y con propuestas que los hacen únicos. Ese terremoto comenzó a tomar fuerzas y los rótulos no tardaron en aparecer: boxes, nichos, low cost, boutiques, running, apps son solo algunos de ellos. Y con las nuevas propuestas de servicios aparecieron otras modalidades de pago que se suman al tradicional efectivo, al débito automático y al pago en cuotas con tarjetas de crédito. Entre esas nuevas formas de pagar se destaca el pago por uso, ya sea en forma digital o analógica, que prevalece principalmente en los nuevos gimnasios boutique y en las plataformas online de venta de pases de gimnasios. Estas modalidades conviven normalmente dentro de gimnasios con las formas tradicionales de cobrar membresías. Ante esta realidad, ¿qué deberían hacer los gimnasios convencionales del segmento medio para subsistir? En mi opinión, deberían empezar cuanto antes a:
  • Digitalizar y modernizar todos sus procesos. Porque la digitalización nos permite obtener información precisa para tomar decisiones adecuadas.
  • Crear una cultura digital en el staff. Éste es un desafío tan necesario como difícil, la resistencia a hacer las cosas de otra manera es el gran obstáculo que enfrentan todas las organizaciones. Pero sin cultura digital, no hay evolución.
  • Generar una experiencia emocional en los clientes. Los gimnasios tradicionales, en general, carecen de un contacto emocional con sus usuarios.
Generar una interacción organizada, planificada y entrenada, que dispare emociones, es fundamental para poder competir. En este sentido, los juegos y la diversión (gamificación) son herramientas muy efectivas.
  • Modernizar sus planes y forma de pago.
  • Buscar especialización. Es momento de segmentar, de apuntar a nichos de mercado y diseñar programas específicos para determinados tipos de público en diferentes horarios, con contenidos alineados al logro de resultados.
  • Crear nuevas unidades de negocio. Consultas nutricionales, venta de indumentaria o accesorios para fitness, alquiler de espacios a escuelas, alquiler de las salas para talleres, cursos y capacitaciones, venta de publicidad. Generar recursos con la misma estructura es una oportunidad que no se debe dejar pasar.
  • Asociarse con marcas alineadas a su cultura. El fitness está limpio, no está intoxicado por la política ni por negocios oportunistas, mantiene una imagen sana, sus clientes están en busca de hábitos saludables y pertenecen a una target medio y medio-alto. Por tales motivos, muchas empresas estarán dispuestas a acompañar acciones e invertir para alinearse con este segmento.
  • Mejorar la imagen.
  • Optimizar sus recursos humanos. El personal es la materia prima de todo gimnasio. Si bien está siendo amenazado por los cambios tecnológicos, el staff es el factor principal de diferenciación para los gimnasios tradicionales siempre que se tenga en cuenta:
    • La capacitación permanente no sólo en aspectos técnicos de la actividad física, sino que también en cultura digital y atención a clientes.
    • Alinear salarios a la productividad.
    • Reemplazar puestos obsoletos por tareas nuevas. Muchos puestos ya no tienen razón de ser o se pueden cubrir con tecnología.
    • Si nuestros clientes están cambiando generacionalmente, es un error no adaptar los recursos humanos a este cambio.
De los aspectos que propongo considerar para adaptar sus gimnasios al terremoto generacional y tecnológico que estamos atravesando, seguramente muy pocos son hoy tenidos en cuenta. El que enfrentamos es un desafío muy importante, porque lo aprendido en estos años no alcanza y lo que necesitamos hacer nos resulta desconocido. Frente a esto, la resistencia a adoptar “lo nuevo” y otras negaciones que son moneda corriente en contextos como éste constituyen vendas que tapan nuestros ojos y nos impiden ver las consecuencias de un terremoto cuyos temblores ya venimos sintiendo.

¿Es mi gimnasio un lugar de trabajo soñado?

Increíblemente, se invirtieron los roles en el mercado laboral y hoy son los candidatos los que buscan por la web la empresa en la que quieren trabajar. Investigan, analizan y piden referencias nuestras para determinar si somos aptos para contar con ellos. Cómo atraer y/o retener a las nuevas generaciones de empleados hacia nuestra empresa es la pregunta de muchos. ¡La clave pasa por lograr “alcoyana – alcoyana” o lo que hoy se conoce, en inglés, como “It’s a Match!”, que significa que hay concidencia. Ésta no es época de seleccionar empleados, sino de “seducir” candidatos. Como empleadores necesitamos generar una atracción que transforme la búsqueda y la selección en una mutua elección. Las nuevas generaciones no quieren perder el tiempo. Quieren saber que un nuevo trabajo significa una oportunidad tanto para ellos como para la empresa. Las nuevas generaciones no piensan en la vida, por un lado, y en el trabajo, por otro lado. Ellos ven sus empleos como parte de su vida. Y por eso consideran muy importante que el nuevo empleador comparta sus valores, sus intereses y por sobre todo “sus sueños”. Ahora bien, respondan esta simple pregunta: ¿Es mi gimnasio ese lugar donde sueñan trabajar quienes están buscando empleo? Resultado de una encuesta Quiero compartir los resultados de una encuesta, que realizamos desde Xhuma Jobs, en la que le pedimos a dueños y gerentes de gimnasios que eligieran “cinco razones por la cuales alguien quisiera trabajar con ellos”. A la vez, les pedimos a instructores, profesores y entrenadores que dijeran “cinco motivos por la cuales elegirían un gimnasio para trabajar”. Algunos consejos para impulsar el “BUEN CLIMA” de trabajo:
  1. Fomentar el respeto y la motivación,
  2. Escuchar opiniones e ideas,
  3. Promover la comunicación,
  4. Estar atentos a las necesidades,
  5. Ganarse la confianza del equipo.
Un ambiente laboral agradable te permitirá no sólo retener a tu staff por más tiempo sino también atraer talentos a tu gimnasio. Y, por último, con un ambiente así lograrás fortalecer las relaciones con los clientes, impactando en tus niveles de fidelización y de ventas.

El curioso caso de la canilla que goteaba

Tenemos en nuestra empresa una cocina muy amplia que, además de ser un excelente ambiente para "reuniones informales", es el lugar donde almuerza el equipo. En una época éramos más de 10 personas y obviamente se usaba mucho la pileta de la cocina. Un día, la canilla de la pileta empezó a gotear, aún después de cerrada. ¡Eso mismo! Era como si tuviera vida propia, la cerrábamos e insistía en seguir goteando. Parece que la canilla sentía tanto orgullo de su función que no quería dejar de liberar agua. Es más, estoy convencido de que quería que la gente se quedara más tiempo en la cocina, junto a ella, y que la tocaran más. Y por eso seguía goteando, incluso después de cerrarla. Eran tiempos crisis de abastecimiento de agua en San Pablo y la multa para quien sobrepasara determinado consumo era alta. Además, incluso sin una crisis, no tiene sentido una fuga de ese tipo. Y para agravar la situación, un nuevo auditor había sido contratado por la empresa. Nada mejor para que demostrar su talento que una canilla que gotea. El auditor se apresuró en solicitar a todos que pusiéramos más atención al cerrar la canilla. Y su recomendación fue que usáramos más fuerza para apretar más la canilla. Y luego de dar tales indicaciones, verificaba que el goteo no cesaba, así que todo el equipo –comprometido con terminar con esa fuga- cerraba cada vez con más fuerza la canilla. Pero la canilla era terca y mala. Aceptaba el apretón pero ni bien nos alejábamos de la cocina comenzar a gotear. Era un infierno. Había que darle mil vueltas para cerrarla completamente. Las chicas pedían ayuda a los varones, porque ya no tenían fuerzas para apretar la canilla e intentar frenar el maldito "goteo". Una vez fui a la cocina y estaba el auditor con su computadora trabajando en la mesa. Él no me lo dijo, pero estoy seguro que estaba allí esperando ver a quien suponía que no cumplía su orden de apretar bien fuerte la canilla. La situación se tornó insoportable hasta que un día el auditor entró a la cocina, con la canilla goteando, y tomó una decisión drástica. Colocó un cartel en la pared, escrito en letras mayúsculas, como si estuviera gritando, que decía: "A PARTIR DE HOY, QUIEN NO CIERRE LA CANILLA HASTA QUE LA MISMA PARE DE GOTEAR, SERÁ CASTIGADO SEVERAMENTE." Hubo gente que dejó de usar la canilla y otros dejaron de almorzar en la oficina. Hasta que un día nos sorprendió en la cocina un cartel diferente: “QUERIDOS, DESCUBRÍ QUE LUEGO DE CERRAR LA CANILLA COMPLETAMENTE, HAY QUE GIRARLA 15 GRADOS EN EL SENTIDO CONTRARIO PARA UE DEJE DE GOTEAR”. ¡Fue una fiesta! El truco realmente funcionaba y  la canilla ya no goteaba. ¡Sensacional! La felicidad en la oficina era total. El auditor caminaba por los pasillos orgulloso de haber encontrado la solución final al problema. A partir de entonces, el clima en la empresa comenzó a mejorar mucho. Pero aunque no lo crean, al tiempo la canilla volvió a gotear. Esa genial soluciona ya no funcionaba. Caos en la empresa, estrés, nerviosismo, se venían castigos y hasta se llegó a hablar de "despidos por justa causa". La idea que cambió todo A la oficina iba un muchacho tranquilo, siempre dispuesto a colaborar, pero que hablaba muy poco. Llegaba, saludaba respetuosamente a todo el mundo, se sentaba en su silla, se colocaba unos auriculares y hacía sus tareas. No hablábamos mucho con él y él no hablaba mucho con nosotros tampoco. A veces iba al patio que teníamos en el fondo de la oficina y tocaba la guitarra bajo el sol. Era vegano también, flaco, barbudo y aficionado del Taboão Fútbol Club, un equipo del cual él era el único hincha. Un día, en medio del pánico y de la desesperanza de todos, especialmente del muchacho, soltó una idea: ¿No sería más fácil arreglar la canilla? Esta frase fue como un latigazo en el lomo de todos y un golpe terrible en la cara del auditor. Fue como el día que Dios creó el sol, fue como el día en que Tite asumió la dirección técnica de la selección brasileña. ¿Cómo nadie pensó en eso antes? Entonces, arreglamos la canilla y todo quedó resuelto. La paz volvió a reinar en la oficina. En su empresa En su empresa, ¿hay una canilla que gotea"? En su empresa, ¿tiene un empleado que nunca hace lo que debe hacer y usted por alguna razón se retrasa su despido? En su empresa, ¿tiene gente que sólo hace las cosas cuando usted está cerca? En su empresa, ¿tiene algún proceso que de tanto repetirse nadie más le analiza, a pesar de que genera malos resultados? En su empresa, ¿tiene un dueño, un gerente, un líder que ata todo con alambre en lugar de invertir en un cambio rápido y consistente? ¿Hace cuánto tiempo que usted insiste en reuniones que no sirven para nada? ¿Hace cuánto tiempo usted dice que va a ser más exigente con todos, pero se ablanda al otro día? ¿Por cuánto tiempo más usted se quejará de “la mano de obra” y no hará nada al respecto? ¿Por cuánto tiempo más usted va a culpar al Gobierno de los malos resultados de su empresa? Ese equipo de música que funciona más o menos, ese instructor que no usa micrófono en sus clases, ese informe que usted pide y nunca llega, esa clase con los mismos cuatro alumnos, esa vendedora que no hace las llamadas por teléfono, ese profesor que sólo quiere dar personalizados, ese tipo de mantenimiento que no cumple con los plazos, ese molinete que funciona cuando quiere. ¿Hasta cuándo usted va a aguantar todo eso? ¿Acaso usted necesita aceptar esas situaciones? ¿No le parece que ya esperó demasiado para poner en práctica, de una manera u otra, lo que aprendió en el curso de gestión del que participó? ¿No es hora acaso de ir hasta el final con todo lo que empezó? ¿No es hora de que usted haga de una vez lo que su empresa necesita y no sólo lo que le gusta hacer? ¿No será éste el momento de empezar a planificar, organizar y administrar mejor? ¿No será éste el momento de dejar de culpar a la competencia cuando todos saben que el problema está dentro de su empresa o, pero, dentro de usted? Es hora de dar un golpe sobre la mesa y decir basta! Es hora de dejar de aceptar que la realidad es irremediablemente así. ¿Será que un gimnasio tiene que perder tantos clientes todos los meses? ¿No será que usted está esperando algo de una canilla que ya está vencida? Entonces, ¡CAMBIE! ¿Cuánto dinero más va a gastar en equipamiento nuevo cuando la solución para su gimnasio radica en que los profesores hagan bien lo que tienen que hacer? ¿Cuánto tiempo más va a retrasar las decisiones importantes? ¿Cuántas clases más serán lanzadas al mercado para que usted entienda, de una vez por todas, que la solución no es "comprar" una clase nueva, sino que usted sea un dueño/gerente competente, activo y presente? No intente ahorrar dinero usando cosas inútiles. No aplique en su empresa lo contrario de lo que usted les exige que sus vendedoras que digan: “Aquí tenemos calidad”. Entonces ¡pare! Deje de atar con alambre esa canilla, porque le garantizo que seguirá goteando eternamente. ES HORA DE CAMBIARLA O DE ARREGLARLA de una vez por todas.