Una cuarta parte de los gimnasios de Argentina está en peligro de extinción

El 3% de los propietarios de gimnasios encuestados por Mercado Fitness confirmó haber cerrado sus instalaciones de forma definitiva durante abril, mientras que un 2% aseguró que acaba de cerrar su gimnasio, o bien que está a punto de hacerlo. Si se proyectan esos porcentajes al total de gimnasios existentes en el país -estimado en 8000- se puede inferir que en abril se cerraron 240 gimnasios y en mayo otros 160 centros. Estos datos se desprenden de una encuesta online realizada el 17 de mayo pasado, de la que participaron 311 miembros del grupo de Mercado Fitness en Facebook. Asimismo este relevamiento indica que un 2% de los encuestados –que de forma proyectada representa 160 gimnasios- dice que deberá cerrar sus puertas si no puede abrir en mayo. Pero el escenario más grave ocurriría un mes después, ya que el 20% de los encuestados asegura que cerrará definitivamente sus instalaciones si no les permiten abrir durante junio. Esto significaría la desaparición de otros 1600 centros de acondicionamiento físico.

Es decir que en caso de sostenerse, por algunas semanas más, la prohibición de apertura de gimnasios en Argentina, entre marzo y junio de 2020 habrán desaparecido 2160 centros de fitness el país, es decir poco más de una cuarta parte del total. Esto sin considerar que un 7% de los encuestados -560 gimnasios proyectados- reconoció que se le cruzó por la cabeza cerrar en forma definitiva, pero aún no lo ha decidido.

“Recibo a diario noticias de cierres de gimnasios en todo el país, con nombres y apellidos, no con números”, comenta Guille Vélez, director de Mercado Fitness.

Este es el caso, por ejemplo, de Ciclos Gym de Chivilcoy que cerró sus puertas con apenas seis años de vida. “Por ahora vivimos del alquiler de las bicicletas, y algunas clases por Zoom de funcional”, dice Karina Morales, una de las dueñas. “No puedo proyectar en un país en el que no se puede ni planificar el día a día”, asegura. Tomás Malerba, dueño del gimnasio Decathlon, de Trelew, Chubut, fue noticia a principios de abril cuando decidió convertir en pizzería uno de sus dos gimnasios. “Al principio nos costó conseguir la habilitación del Municipio, pero después de abrir el local, gracias a Dios, nos ha ido muy bien”, comenta.

El gimnasio Salud y Vida, situado en la ciudad de Córdoba, se transformó en el hogar de Héctor Hinojosa, su dueño, quien hoy vive allí “con la idea de poder reabrir el año que viene si las condiciones se dan”.  En esta línea agrega: “La idea es encarar una renovación (...). Y también hacer un trabajo mixto con clases presenciales y virtuales”.

Para algunos, no obstante, la pandemia significó una nueva oportunidad. Lizzie Steckler, directora de Libertador Fitness Gym ubicado Libertador San Martín, Entre Ríos, decidió finalizar el su contrato de alquiler y enfocarse en la construcción de un local propio. “Si nos endeudamos, que sea para terminar nuestro lugar”, dice.

Por su parte, el centro Grupo Activo y Saludable en San Antonio de Padua, Gran Buenos Aires, cerró y su dueña se volcó al mundo virtual”. Este año espera expandirse a nivel internacional, abrir otros mercados, “y llevar mis productos hacia una plataforma digital, así que dudo volver a tener un lugar físico”, dice Marina Messina, su directora. José Luis Campana cerró Funcional Fitness by Angie, de la ciudad de Pilar, Córdoba. “Vendimos los accesorios y el equipamiento que se adaptaba al uso hogareño. Nos quedamos solo con máquinas profesionales. No teníamos espalda para seguir aguantando esta incertidumbre. Es cuestión de tiempo, el año que viene veremos”, dice.