Una de cal y otra de arena
Más de la mitad de los usuarios «dice que volvería» apenas se reabran los gimnasios
Más de la mitad -el 52,6%- de los usuarios de gimnasios «dice que volvería» apenas reabran las instalaciones, mientras que otro 27% dijo que «volvería, pero no de inmediato». Estos datos se desprenden de una encuesta online, que realizó Mercado Fitness entre el 9 y el 14 de abril pasado, de la que participaron 6221 usuarios de gimnasios de Argentina y de Uruguay.
Cuando se les consultó a todos los que no volverían al gimnasio apenas reabra sobre las razones por las que no lo harían, la respuesta predominante -con 86,4% de las menciones- fue «por precaución, prefiero extender mi aislamiento por un tiempo más», seguida de lejos -con un 11,4% de las menciones- por la opción «porque debo ajustar mi presupuesto».
Con estos datos a la vista, mis primeras dos conclusiones son:
- a) Habrá que prestar especial atención no sólo a la limpieza y al estricto cumplimiento de las normas de seguridad y de distanciamiento, sino que será primordial una estrategia de comunicación que les transmita seguridad y confianza a esos usuarios, evidenciando que el gimnasio no subestima el problema y que está tomando cartas en el asunto.b) Considerando que: 1) los gimnasios verán restringida inicialmente -al 40/50% de su capacidad- la cantidad de usuarios que podrán recibir; 2) estaría dispuesta a regresar de inmediato poco más de la mitad de su clientela; 3) sólo el 11,4% de quienes no regresarían de inmediato mencionó como causa la necesidad de ajustar su presupuesto, entonces…
No existen motivos para que, al momento de reabrir, los gimnasio apelen a estrategias de precio bajo para atraer un mayor volumen de clientes. Sobre todo si se considera además que muchos gimnasios tendrán sus finanzas comprometidas a causa de deudas tomadas, mientras estuvieron cerrados, con proveedores, con empleados, con clientes y el Estado.
Por el contrario –coinciden los expertos -, lo más razonable sería que varios gimnasios intenten encarar un reposicionamiento estratégico, reconfigurando sus servicios y creando una mejor y más personalizada experiencia para sus usuarios, con la intención de incrementar su percepción de valor y, por ende, su predisposición a pagar un precio mayor.
Adicionalmente, para muchos gimnasios será fundamental profesionalizar su oferta de servicios virtuales para generar ingresos adicionales, ya que los van a necesitar y, además, habrá sin duda una porción de los consumidores que, en la nueva normalidad, los demandarán, porque entienden que el gimnasio ya «no es sólo un lugar, sino un momento del día».
Tanto es así que nuestra encuesta reveló que, aún con los gimnasios cerrados, prácticamente tres cuartos de los encuestados -el 74,6%- continuó haciendo ejercicio físico con regularidad -un mínimo de dos veces por semana- en sus casas. De ese grupo que se mantuvo activo, el 77,4% lo hizo participando de clases/entrenamientos online.
A FAVOR, PERO ¡CUIDADO!
Otro aspecto que quedó de manifiesto en la encuesta es la opinión de los usuarios de gimnasios respecto de la posibilidad de que se reabran las instalaciones, con autorización del Estado y tomando medidas como: uso de barbijos, limpieza y desinfección regular, cantidad reducida de personas, disponibilidad de alcohol en gel, control de temperatura, etc.
Frente a esta consulta, la gran mayoría -73,7%- se mostró a favor. Un 42,4% eligió la opción “me parece muy bien, las medidas de seguridad son suficientes; mientras que un 31,3% optó por «me parece bien, el gimnasio necesita estar abierto para subsistir». No obstante, debo confesar mi presunción personal de cierto sesgo en este punto de la encuesta.
Si la muestra hubiera sido probabilística (al azar) seguramente el sesgo hubiera sido menor, y la información sería -al menos en este sentido- más sólida y representativa. Pero en este caso, quienes respondieron la encuesta fueron usuarios de gimnasios que, en su gran mayoría, estaban activos en el mes de marzo, cuando se produjo el cierre de instalaciones.
De hecho, el 90,6% de los encuestados estaba concurriendo a un gimnasio con regularidad en el momento en que se determinó su cierre a causa de la pandemia del Covid-19. Por lo cual, puedo presumir cierto grado de cercanía emocional entre ese usuario y su gimnasio que, sin duda alguna, influye favorablemente en su mirada sobre una posible reapertura.
En esta línea, me animo a aventurar una “opinión informada”, basada en la infinidad de conversaciones que tengo a diario con actores del sector: el riesgo de apresurar la apertura de gimnasios, motivados por las urgencias económicas que nos apremian, no es sólo sanitario. Podríamos generar una mancha en nuestra reputación frente a la sociedad.
El timing juega un rol central en la estrategia de reapertura gradual que el conjunto del sector deberá impulsar. Cuándo hacerlo dependerá de la realidad sanitaria de cada ciudad. Pero es necesario ganar visibilidad frente al Estado, trabajar para ser reconocidos como agentes de salud y demandar medidas de apoyo económico -como subsidios, condonación de impuestos y de cargas patronales, créditos blandos, etc.- que nos permitan salir a flote.
Los invitamos a LEER AQUÍ el informe completo.