Los participantes realizaron a cabo pruebas cognitivas diarias y usaron rastreadores de actividad. Los resultados revelaron que aquellos que realizaron más actividad física, durmieron al menos seis horas y pasaron menos tiempo sentados obteniendo mejores calificaciones en las pruebas de memoria. En contraste, aquellos con una rutina más sedentaria mostraron un desempeño más pobre.
La actividad moderada —como caminar a paso ligero, trotar o andar en bicicleta— parece ser suficiente para obtener estos beneficios. Estudios anteriores ya habían sugerido una conexión entre el ejercicio y la mejora de la función neuronal, pero no se conocía con precisión cuánto duraban estos efectos positivos. Este nuevo hallazgo indica que los beneficios podrían mantenerse hasta 24 horas después del ejercicio.
Según el estudio, incorporar actividad física diaria y evitar el sedentarismo puede ser una estrategia eficaz para mantener una memoria ágil y una mente clara. Dormir al menos seis horas por noche y hacer ejercicio regularmente, especialmente antes de tareas cognitivas exigentes como exámenes o presentaciones, puede potenciar el rendimiento mental. Para acceder al estudio completo visita
aquí.