Mírese al espejo, no mire por la ventana

A la hora de buscar a los responsables de la situación actual de su empresa, antes de mirar hacia afuera por la ventana, es bueno ponerse frente a un espejo y mirar hacia dentro

Imagine un inmenso y pesado disco de hierro que usted intenta hacer girar. Con mucho esfuerzo consigue que se mueva pocos centímetros. Más esfuerzo y gira un poco más. Con persistencia logra que dé una vuelta completa. La segunda vuelta es más fácil y comienza a girar cada vez más rápido por su gran peso, y ahora lo difícil es lograr que se detenga.

Lograr la recuperación de cualquier negocio requiere mucho más que medidas aisladas para eliminar sus principales fallas y tal vez ese sea el motivo por el cual pocos empresarios consiguen realmente transformar los resultados que obtienen con sus gimnasios. Ese proceso de recuperación debe parecerse más a una revolución, que a un simple cambio.

El primer aspecto a considerar es la visión y la posición que adopta el dueño frente a este proceso. Usted debe comenzar mirándose al espejo en lugar de mirar por la ventana buscando los responsables. Pues, al final de cuentas, todos los que trabajan a su lado, directa o indirectamente, fueron elegidos por usted y actúan bajo su orientación.

Entienda que sólo y usando las mismas estrategias de siempre, los resultados que obtendrá no serán muy diferentes. El cambio de dirección requiere de confianza, de claridad y de determinación por parte de todos los involucrados para ponerse en acción.

El diagnóstico claro y real, tanto del escenario interno, como del mercado, la identificación de las oportunidad y de los principales obstáculos, la elección de las personas indicadas y el establecimiento de un plan de acción traerán la confianza necesaria para rescatar la autoestima de todos los que están involucrados en el proceso.

Por lo tanto, si usted busca promover una verdadera revolución en su gimnasio, comience por rescatar la autoestima de sus colaboradores.

Sin claridad no habrá evolución
Identifique las causas en vez de lidiar con las consecuencias generadas por los problemas. Desarrolle y mantenga una imagen vívida de un estado futuro ambicioso y deseable, concilie sus acciones con los principios que su empresa defendería bajo cualquier circunstancia y promueva los ajustes necesarios con base en información confiable.

Defina con claridad las tareas con las que cada colaborador va a contribuir al éxito. Establezca y respete metas. Acompañe el proceso, reconociendo frente a todos el éxito pero orientando a cada empleado en forma privado para ayudarlo a superar sus fallas. Así, usted comprenderá que la diferencia entre cambiar y revolucionar pasa por sus acciones.

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