Liderando con el enfoque en las tareas o en las personas

“… Cuando las personas adquieren la capacidad de resolver los problemas que generan las interacciones humanas, estos conocimientos pueden utilizarse para hacer frente y resolver las cuestiones que llevan a la organización por el camino de la excelencia.”

Cuando encontré esta interesante definición en el trabajo de Blake y Mouton, en su libro Desarrollo Organizacional, lo primero que pensé fue que si lo hubiese tenido así de claro al asunto cuando me tocó trabajar como gerente de gimnasio, seguramente hubiese podido enfocar mejor mi energía y mi esfuerzo. ¿Quién no quiere que su gimnasio sea excelente?

Resulta entonces que la premisa más importante que subyace en la frase, y que no tenía clara en aquel momento, era que hay una preferencia en las empresas sobre el tipo de líder que se necesita para alcanzar la excelencia en la gestión.

Las empresas valoran que hombres basados en sus convicciones quieran hacer un trabajo excelente porque quieren estar en compañías excelentes. Esos líderes deberán desarrollar equipos para llevar sus convicciones y la de sus empresas adelante. Convicciones que podemos reconocer como estrategias, misión, visión y valores.

Recuerdo lo importante que era para mí la solución de los problemas que generaban las interacciones humanas y cómo afectaban mi capacidad de enfocarme en los resultados, no solo de las que se producían en mi propio grupo de trabajo, sino, además, las que teníamos con los clientes.

Nuestra actividad cotidiana en los gimnasios depende, en una buena medida, en como interaccionamos como personas cotidianamente. Desde aquel tiempo hasta aquí, hay algunas ideas que podemos asimilar para hacer una gestión mejor.

Éxito mata excelencia, pero necesito un modelo
En mi experiencia como gerente de gimnasio entendí que debemos tener en mente muchas cosas para llevar nuestra tarea con éxito. Quería compartir contigo una de las tantas maneras de organizarse que puede ser de utilidad.

Seguramente, podamos agrupar en por lo menos en dos dimensiones muy importantes las acciones cotidianas que llevamos adelante para realizar nuestro trabajo y el de nuestro equipo. La primera será agrupar aquellas cosas que realizas para mantener un alto interés por la producción, por el resultado de tus esfuerzos y el de tu grupo / equipo, lo que llamaremos el mantenimiento del interés por las tareas (que realizan las personas).

La segunda será agrupar las acciones que te hacen mantener el interés por las personas (que realizan las tareas). Ambos tipos de intereses interactúan de manera tal que define tu tipo de liderazgo. O sea, como líder: ¿cuál es tu mayor interés al momento de ejercer el liderazgo? ¿Las tareas que realizan las personas, las personas que realizan las tareas o alguna combinación entre ambas?

 

 

Es probable que puedas identificar toda tu actividad con alguno de estos dos intereses. Seguramente, cuando organices tus acciones como líder, concuerdes conmigo en que ambos intereses son importantes y deberían ser atendidos en un ciento por ciento. Al dueño del gimnasio le encantaría que tu ejerzas ese tipo de liderazgo para llevar adelante su negocio.

Tener interés por las tereas implica que te organizas a través de la distribución, asignación y seguimiento de las cosas que le encargas a los liderados, entendiendo que ese es el camino por el cual alcanzarás los objetivos propuestos por la organización.

Seguro te identifiques con acciones como organizar, determinar, priorizar, distribuir. En otros casos, podrás explicar cómo hacer un trabajo, comunicar responsabilidades y objetivos.  Monitoreas y le das alto valor a la terminación de las tareas.

Por otro lado, tener interés por las personas implica una gran preocupación por los liderados, gran consideración y un esfuerzo por mantener buenas relaciones sociales con ellos, mostrando confianza y sensibilidad. Te sentirás identificado con la empatía y con la escucha. Darás importancia a que los colaboradores estén satisfechos con el trabajo y tratarás de atender sus necesidades personales.

Te identificas con palabras como motivar, comprometer, cooperar, delegar, desarrollar, asistir y sentirás que puedes ser una imagen para los demás, estableciendo un modelo adecuado de comportamiento. Té sentís cómodo compartiendo ideas con otros y consultando antes de hacer cambios, incorporando las ideas de los demás a las tuyas. Té sienta bien el trabajo en equipo sabiendo reconocer y recompensar el trabajo de los otros.

Mas allá de las diferentes teorías sobre modelos de liderazgos, seguramente puedas identificar que tu manera de hacer las cosas como líder construye el tipo de organización en la que estás.

Si tu gestión como líder atiende en forma cuidadosa las necesidades de las personas para poder satisfacer las relaciones humanas, y obtienes como resultado un ambiente de trabajo agradable y una organización amigable, deberías revisar si los resultados del negocio son los esperados por la dirección de la compañía o por el dueño. Si es así, bien por ti.

En el otro extremo, si tu única preocupación son los resultados, traducido en la eficiencia de las operaciones por encima de las personas, entonces deberías revisar si el resultado que obtienes merece el descuido de las personas (éste no es nunca un camino).

Bien entonces, si solo propones un poco de trabajo para mantener a todos contentos como tu manera de gestionar tu gimnasio, deberías analizar si no es que ya te has ido del trabajo en el que estás.

Seguramente estarás pensando que la mitad del camino de ambos intereses puede ser un lugar interesante para explorar, pues entonces sería algo así como “obtén los resultados, pero no te mates” o “diviértete y no te esfuerces mucho, no sea cosa que te miren raro…”, quizá podrías pensar que “si soy demasiado condescendiente imaginarán que soy blandito”. Si estás navegando estas aguas se te reconocerá como el “hombre organización”.

Ahora bien, deberás saber que lo que se espera de ti es que atiendas ambos intereses en un alto grado (alto interés por la producción / tareas y un alto interés por las personas). Que si encuentras desacuerdos, te comprometas con los hechos para poder resolverlos, que encuentres la solución de los problemas de una manera abierta y una vez encontrada ésta, seas esclavo de las decisiones tomadas.

Posiblemente la sinergia generada con tu grupo y los resultados te definirán como líder. Definirán también la organización en la que estas. En otras palabras, llevar adelante un negocio exitoso mediante una excelente gestión como líder.

No soy un superhéroe, pero puedo aprender
Dependiendo en qué situación te encuentres como líder y el escenario de trabajo que tengas enfrente al momento de leer estas palabras, podrás decir algo así como ¡No soy un súper héroe! Y es verdad, no hace falta ser un super héroe para ser un líder.

Me gustaría compartir la idea de que ser un líder en el gimnasio no implica tener un don en particular con el que se ha nacido, se trata más bien de tener las competencias necesarias para poder ejercer esta función. Me gusta la idea de entender el liderazgo que se observa en los gimnasios como un liderazgo que debe gestionar a muy corta distancia sus recursos. No se trata de liderar situaciones que guardan la complejidad de una guerra o de movimientos pacifistas mundiales. Es más simple, está más cerca y alrededor.

Una característica que tiene el perfil de los líderes en los gimnasios es su heterogeneidad respecto de su origen profesional (administradores de empresas, licenciados en comercialización, profesionales de la actividad física, otros), aunque parece ser que los profesionales de la actividad física aparecen a priori como mejores candidatos. Esa heterogeneidad aporta posibles diferencias en los criterios sobre cómo liderar. Cada uno viene con lo suyo y eso se puede observar con claridad en cuanto se visita un gimnasio.

Deberíamos entonces encontrar una serie de herramientas (habilidades y competencias) que nos permitan, indistintamente de nuestro origen profesional, llevar adelante nuestra gestión. Teniendo un punto de partida en situaciones comunes, que sean capaces de ser aprendidas por los que tienen la función de liderar y que puedan, además, ser enseñadas por las empresas.

En su libro Metamanagement, Fredy Kofman nos acerca una reflexión de valor para entender cómo relacionar las habilidades y las competencias para ejercer el liderazgo. Él dice que todos los seres humanos tenemos el talento para alcanzar un nivel razonable de competencia en las habilidades fundamentales que nos distinguen como humanos.

También agrega que hay individuos que pueden sobresalir, pero todos pueden aprender. En otras palabras, están Diego y Lionel, Winston y el Mahatma, Charly y Astor, pero además hay muchos jugadores de futbol en diferentes niveles muy buenos, políticos con gestiones invisibles y valiosas, y músicos geniales que no han grabado ningún disco, pero cuya trascendencia está dada en el entorno que los circunda. Creo que este último párrafo describe al tipo de líder que vemos en los gimnasios.

En lo personal, pienso que los gimnasios deben ser entornos altamente humanos, donde el desarrollo de habilidades y competencias en esa dirección (la humana), nos darán ventajas valiosas de cara a nuestros liderados y clientes.

Definitivamente, de haber tenido claro esto al inicio de mi actividad profesional como gerente en un gimnasio, la experiencia hubiese sido otra, sobre todo con mis jefes, liderados y clientes…

Será entonces un tema clave saber cuáles serán esas competencias que debes incorporar para poder hacer que tu liderazgo en el gimnasio sea un éxito, tanto para ti como para sus propietarios.

Sea cual sea tu perfil como líder, deberá ser en un marco de equilibrio importante entre tu vida privada y tu trabajo. Este equilibrio apalanca el buen andar del liderazgo.

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