Los gimnasios son parte de la solución, no del problema

¿Sabían que a causa de esta cuarentena ya cerraron sus puertas definitivamente más de 800 gimnasios en Argentina? ¿Sabían que hay ciudades como Palpalá –en Jujuy-, Chilecito –en La Rioja- y Puerto Madryn –en Chubut-, donde los gimnasios tuvieron que cerrar no 1 ni 2, sino 3 veces por rebrotes?

¿Sabían que los gimnasios en el AMBA, en Bahía Blanca, en Mar del Plata, en toda la provincia de Córdoba, en Formosa y algunas otras ciudades del país llevan cerrados más de 130 días? ¿Sabían que está pasando lo mismo en Chile, en Bolivia, en Perú, en Colombia y muchos otros países de la región?

Lo que probablemente no sepan es que, en algunas ciudades de Argentina, casi la mitad de los gimnasios ya están reabiertos hace dos meses. Y en Uruguay, hace casi tres meses. ¿Y saben cuántos contagios de Covid-19 se han producido en  gimnasios durante este tiempo que llevan funcionando? Cero, ningún contagio.

A fines de junio pasado se conoció un estudio realizado en Olso –Noruega-  que aseguraba que si la gente se ejercita en gimnasios respetando ciertas pautas de seguridad no hay en estos espacios mayor riesgo de infección que en muchos otros lugares que están abiertos hace rato.

Pero como ese estudio recibió algunos cuestionamientos de tipo metodológico, decidí recopilar en este video algunos datos más concretos y cercanos que dan muestra de la seguridad que un gimnasio – siempre que cumpla con las pautas dispuestas por los protocolos- puede ofrecer a sus usuarios.

Ejemplo 1
A mediados de junio pasado en Jujuy se registró un caso positivo de coronavirus que llevó de vuelta a fase 1 de aislamiento a la provincia. Es caso era un cliente del gimnasio New Life de San Salvador, al que esta persona asistió antes de que se supiera que tenía COVID-19.

El socio había dicho en su declaración jurada al ingresar al gimnasio que no tenía síntomas y que no había estado en contacto con gente contagiada. Pero, al día siguiente, la dueña del gimnasio supo que esa persona había dado positivo al test. Inmediatamente, suspendió las actividades y activó el protocolo correspondiente.

Llamó al COE local y llevó las planillas de asistencia de socios para que se determinara a quiénes se debía aislar y testear. Las autoridades sanitarias decidieron que solo la dueña del gimnasio y un profesor se hicieran el hisopado y permanecieran en cuarentena. ¿Los resultados? Ambos negativos. Ningún contagio dentro del gimnasio.

Por si este ejemplo no es suficiente, les cuento otro caso más reciente pero en Uruguay. El 15 de julio pasado, el gimnasio You Fitness, de Montevideo, también decidió cerrar de manera preventiva cuando los directivos del lugar confirmaron que uno de los socios que había concurrido a entrenar el día anterior era portador asintomático del virus.

El socio infectado había asistido a una clase de ciclismo indoor y supo indicar qué bicicleta había usado. Con esa información, pudieron identificar qué personas habían estado cerca de él. El Ministerio de Salud se encargó de realizar los hisopados a los miembros del gimnasio que habían contacto directo con el infectado. Y el gimnasio se hizo cargo del testeo de sus 25 empleados. Una vez más: todos dieron negativo. Ningún contagio dentro del gimnasio.

Pero veamos ahora algunos estudios sobre este tema. El primero fue realizado en Estados Unidos por la California Fitness Alliance (CFA), una agrupación que reúne a 150 empresas, que juntas tienen 785 gimnasios en California. Entre el 12 de junio y el 13 de julio pasado, esos gimnasios recibieron en sus instalaciones  a más de 5 millones de clientes y solo el 0,002 por ciento de esos miembros resultó positivo en un test COVID-19, pero sin que se reportaran casos como resultado de visitas a gimnasios.

Veamos ahora otro estudio realizado por la compañía dueña del software Medallia- de gestión de experiencia de clientes- que relevó 146 gimnasios de varias ciudades de Estados Unidos, que recibieron 3.443.123 visitas –en un periodo de 16 días- y registraron 131 personas con Covid-19, pero ningún caso contagiado en el ámbito de gimnasios-. Es decir, una tasa de infectados del 0,004%. O sea, de nuevo, nada.

Pero vean ahora este dato qué interesante: esa misma compañía evaluó en Brasil la satisfacción de los socios de gimnasios que usan su software en aspectos que hacen a la seguridad como la higiene, la distancia física, la disponibilidad de insumos de desinfección, etc. En una escala del 0 al 10, prácticamente todos los ítems fueron evaluados con un puntaje superior a 9.

Y algo parecido arrojó otra encuesta reciente, también realizada en Brasil a 13 mil usuarios de gimnasios por la compañía de sistemas TECNOFIT. Según ese relevamiento, el 85% de los encuestados calificó con notas 9 y 10 los cuidados que toman sus gimnasios en materia de higiene, y el 89% calificó con notas 9 y 10 cuando se les preguntó si los empleados de los gimnasios respetan los procedimientos de los protocolos e incentivan a los clientes a hacerlo también.

El problema es que los funcionarios públicos encargados de supervisar el cumplimiento de estas pautas de seguridad no controlan lo suficiente. De hecho, en una encuesta que realizamos el 27 de julio pasado, confirmamos que uno de cada dos gimnasios que ya están abiertos nunca fue controlado. La misma encuesta nos reveló que solo un 24% de los gimnasios fue visitado más de una vez por autoridades de control.

Entonces, ¿si no controlan o controlan poco, en base a qué toman decisiones después los funcionarios? Y paradójicamente, cuando sí realizan controles como es debido, ¿quieren saber qué sucede? Les cuento:

A principios de julio, el alcalde de Madrid dijo a la prensa española, después de recorrer y controlar instalaciones deportivas, que los gimnasios son “seguros” y no entrañan ningún riego de sufrir un contagio de coronavirus. Ejemplo europeo, realidad muy diferente a la nuestra, mmm… bien, vamos con un ejemplo local.

El 2 de julio, el director general de Fiscalización Sanitaria del Siprosa de Tucumán dijo a la prensa que los gimnasios de esa provincia “cumplieron todas las normas y sugerencias de bioseguridad”. El funcionario dijo haber hecho un rastrillaje de todos los gimnasios y corroboró que “los gimnasios superaron las expectativas”.

El 27 de julio, según un relevamiento del Municipio de Bariloche, la gente que concurre a gimnasios y natatorios lo hace –y cito textual- «con una alta responsabilidad y respeto por los protocolos». Los datos recabados por los Agentes Preventores fueron positivos. «Todos con puntajes por encima del 90%».

¿Más ejemplos? Les doy uno bien fresquito, de hoy. En Junín, provincia de Buenos Aires. El director de Deportes del Municipio recorrió junto a su equipo gimnasios de la ciudad y luego declaró a la prensa local lo siguiente, textual: “Afortunadamente, en todos los lugares a los que fuimos, los protocolos se cumplen de manera correcta”.

Señores funcionarios, cuando todo esto empezó, hace ya más de 4 meses, nadie sabía cómo se podía comportar este virus en el ámbito de gimnasios. Entonces, de forma preventiva decidieron cerrar los gimnasios por ser espacios cerrados, a los que las personas concurren regularmente y donde se manipulan elementos.

Pero hoy, cuatro meses después, siguen basando sus decisiones sobre teorías que la práctica contradice en sus narices y el costo es altísimo. La mitad de los gimnasios del país están abiertos y ustedes mismos pueden confirmar en los hechos que cuando los protocolos se cumplen, cuando se respetan las pautas de distanciamiento e higiene, los gimnasios no son foco de contagio.

Y esto no es una hipótesis, es un hecho y lo tienen delante de ustedes, solo necesitan abrir los ojos y verlo: los gimnasios son parte de la solución, no son el problema. El año pasado, se murieron en Argentina algo más de 340 mil personas. El 73,4% de esas muertes se debió a enfermedades crónicas no transmisibles. Los gimnasios ayudan a mitigar los factores de riesgo de esas enfermedades, como el sobrepeso y el sedentarismo.

¿Sabían que el 6% de las muertes del planeta se producen por falta de actividad física? Y Argentina está entre los 20 países más sedentarios del mundo. A esto hay que sumarle que el 61,6% de los argentinos tiene exceso de peso y el 25,4% padece de obesidad. Y saben qué, en los últimos meses, durante la cuarentena, la situación empeoró: 8 de cada 10 personas aumentó de peso en este tiempo. Y no lo digo yo, sino la Sociedad Argentina de Nutrición.

Señores funcionarios, los gimnasios son parte de la solución, no del problema. La gente necesita de los gimnasios y los gimnasios necesitan a la gente. Escuche este dato por favor: en San Juan, desde  la reapertura de gimnasios la provincia otorgó más de 80 mil  autorizaciones para ir a estos centros. Éste es, por lejos, el permiso deportivo más requerido, por delante del trekking y el ciclismo.

Les digo más: los gimnasios se eligen por cercanía a tu casa o tu lugar de trabajo. El 80% de los usuarios vive o trabaja a no más de cinco minutos del lugar donde elige ejercitarse, de modo que la inmensa mayoría de las personas no necesita ni siquiera usar un transporte público para llegar a su gimnasio.

Señores funcionarios, ¿sabían que durante esta cuarentena ya cerraron sus puertas definitivamente más de 800 gimnasios en Argentina? Son muchos sueños cerrados. ¿Sabían que en nuestro país hay casi 4000 gimnasios funcionando hace varias semanas y que no se registró ni un solo contagio de Covid-19 en el ámbito de un gimnasio?

Bueno, si no lo sabían, ahora lo saben. Veamos qué hacen ahora que saben.

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