Los gimnasios no son foco de contagio. ¡Dejen de mentir!

Desde hace varias semanas trato de encontrar la punta del ovillo, el origen de ese estigma de lugares peligrosos con el que muchos expertos asesores bautizaron con liviandad a nuestros gimnasios. ¿Por qué? ¿Por qué somos –nosotros, la industria de gimnasios- para gran parte de la comunidad médica mundial, un peligro, un potencial foco de contagio de Coronavirus? ¿Cuál es su fundamento? ¿Qué saben ellos que nosotros desconocemos?

Después de leer bastante, reflexionar otro tanto y conversar con gente del sector, logré unir cabos sueltos, que quizás nos permitan responder algunos interrogantes. Hay un par de estudios que intuyo pueden haber sido la referencia “científica” en la que estos asesores médicos basaron las opiniones que terminaron en decisiones de nuestros Gobiernos.

Un primer estudio fue impulsado por investigadores de la Universidad de Tohoku -Tokio, Japón –y publicado por la revista Science. En este trabajo analizaron 3184 casos de Coronavirus, a lo largo de dos meses y medio, e identificaron 61 clusters de contagio.

Los brotes se habrían producido en el 30% de los casos en instalaciones de salud, un 16% en hogares de ancianos y guarderías, otro 16% en bares y restaurantes, un 13% en lugares de trabajo, el 11% en eventos musicales, el 8% en gimnasios, el 3% en ceremonias y un 2% en aviones. Este informe concluyó que esos clusters estaban asociados a “respiración pesada con proximidad física”.

Ahora vean esto: este estudio se realizó entre el 15 de enero y el 4 de abril. Japón tardó 65 días –entre enero y marzo – en alcanzar los 1.000 casos confirmados de Covid-19. La explosión de contagios en este país se produjo a fines de marzo y a comienzos de abril las autoridades locales recomendaron evitar multitudes y espacios poco ventilados. Recién el 9 de abril, el Primer Ministro declaró el estado de emergencia y se cerraron los gimnasios.

Un segundo estudio estuvo a cargo de investigadores de la Universidad de Dankook, en Corea del Sur, y fue publicado en la revista del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Por si no lo saben, Corea del Sur es uno de los países que, según la comunidad médica, mejor controló el virus.

Este trabajo analizó un brote originado en un curso de formación de un programa de baile, realizado en un gimnasio en Corea del Sur el 15 de febrero, del que participaron 27 entrenadores. Ocho eran portadores asintomáticos del virus. Y hacia el 9 de marzo, esos entrenadores ya habían contagiado al menos a 112 personas en 12 gimnasios diferentes.

Según este estudio, las clases en las que se confirmaron esos contagios tenían hasta 22 participantes que estuvieron realizando ejercicios intensos durante 50 minutos en salas que en promedio tenían 60m2. Éste es el motivo por el cual ese estudio recomendó específicamente “evitar los ejercicios vigorosos en espacios cerrados”.

Y como uno de los instructores contagiados también daba clases de pilates y yoga a grupos de no más de 8 personas y ninguna de ellas resultó contagiada, el estudio también dijo que la menor intensidad de ese tipo de prácticas así como la menor cantidad de participantes podrían –y está dicho en potencial- ser la causa por la que no hubo contagios en ese grupo.

Bien, un par de datos a remarcar: el origen, 27 personas juntas en una sala el 15 de febrero, y luego clases numerosas en espacios reducidos. Yo me pregunto: ¿Estarían los gimnasios de Corea de Sur aplicando algún tipo de protocolo de seguridad en esa fecha? Lo dudo. El primer caso positivo en ese país se confirmó el 20 de enero. El 19 de febrero había 20 casos detectados. Y la explosión de contagios en Corea del Sur ocurrió a fines de febrero. De hecho, la recomendación de cierre de gimnasios se comunicó recién el 21 de marzo.

De modo que la evidencia que aportan ambos estudios, tanto el primero de Japón como el segundo de Corea del Sur, solo confirma lo que hoy todos sabemos: en el contexto actual de pandemia, los gimnasios no pueden funcionar de la misma forma en que lo estaban haciendo en el momento en que se produjeron los brotes de Coronavirus mencionados por estos estudios, cuando aún nadie en esos países estaba tomando los recaudos del caso.

Ambos estudios basaron sus conclusiones en una realidad que ya no existe y de ninguna manera prueban que los gimnasios –que respetan las pautas de higiene y de distanciamiento físico entre personas- puedan ser un peligro ni un foco de contagio. De hecho, como lo mencioné en el video anterior, la experiencia práctica ha comprobado exactamente lo contrario. Hay gimnasios abiertos en 20 provincias argentinas, en algunos casos hace ya 3 meses, y no se registró ni un solo contagio de Covid-19 dentro de sus instalaciones.

Pero podría suceder, claro, es obvio que sí, de hecho puedo mencionarles casos de Estados Unidos y de España, que la prensa se encargó de difundir. Los gimnasios no son islas, son parte de la comunidad. Pero tampoco son foco de contagio como muchos “asesores expertos” eligieron creer y les hicieron creer a muchas personas.

Es más, por si no lo sabían, «hay más peligro -de contagio de Covid19- en un cumpleaños con conocidos que en un gimnasio». Y no lo digo yo sino la Asociación Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.

El Dr. Jesús Molina, que es miembro de la junta directiva de esa asociación, lo explicó así: “Sí, se pueden producir contagios –en un gimnasio- porque es un espacio cerrado y viene gente de distintos sitios. Pero en realidad, el riesgo cero no existe ni cuando estás en el exterior. Así que manteniendo las distancias, se logra un grado de seguridad adecuado”.

Y el Dr. Pablo Elmassian, infectólogo del Instituto Stamboulian, parece estar de acuerdo cuando dice que “implementando y cumpliendo con las medidas de distanciamiento y reducción del número de personas que asisten al centro, así como con la higiene y la ventilación adecuada, se pueden adaptar las condiciones de un gimnasio para generar una práctica deportiva segura”.

¿Quieren más? “Los gimnasios son sitios seguros si se aplican todas las medidas de prevención adecuadas. Están destinados a actividades individuales y, que yo sepa, no han sido el foco de ningún brote de coronavirus”, esto tampoco lo digo yo sino que lo declaró a la prensa el jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona.

Miren, me tomé el trabajo de hacer para ustedes una recopilación de opiniones de autoridades sanitarias de nuestro país que realizaron en las últimas semanas controles en gimnasios para constatar o no el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad. Y por si de muestra no les alcanza con un botón, les voy a dar varios ejemplos:

1) Se recorrieron algunos gimnasios y “observamos un estricto cumplimiento de los protocolos autorizados”. Lo dijo el 18 de junio pasado el subsecretario de Protección Ciudadana de la Municipalidad de Viedma, en Río Negro.

2) “Los establecimientos visitados cumplieron con todas las normativas vigentes”. La fuente de esta afirmación, hecha el 19 de julio pasado, es la Dirección de Deportes Municipal de Concepción del Uruguay, en Entre Ríos.

3) “Hasta el momento, los controles han arrojado resultados muy positivos (…) Todos los aspectos sanitarios están siendo cumplidos a raja tabla”. La fuente de esta cita del 4 de julio es: el equipo del polideportivo municipal de Villa Gesell.

4) Los gimnasios “cumplen con la provisión de alcohol en gel, el distanciamiento social y la desinfección de los aparatos”. Esto lo dijeron el 7 de julio desde la Dirección de Deportes y el Área de Bromatología del Municipio de Villa Regina, en Río Negro.

5) Otra de Río Negro, pero esta vez del secretario de Cultura y Deporte de Viedma, con fecha 24 de junio: “Nos hemos encontrado con un cumplimiento estricto en cuanto al protocolo por parte de los gimnasios y estamos muy contentos por esto”.

Hace pocos días, después de que aparecieron cinco casos activos de COVID–19, el municipio bonaerense de Gral. Madariaga retrocedió a la fase 4, pero los funcionarios locales nos sorprendieron gratamente con su decisión. Y esta cita lo explica: «Como los propietarios de gimnasios cumplimentaron con todos los protocolos establecidos, se decidió que continúen con el desarrollo de sus actividades». Por fin un buena.

Pero lamentablemente en La Pampa ocurrió lo contrario. El 14 de julio, después de fiscalizar  200 instituciones –entre clubes, gimnasios, natatorios- en 80 localidades, las autoridades de la subsecretaría de Deportes puntuaron –en una escala de 1 a 10- con nota 8,49 –que equivale a objetivos cumplidos- el respeto por el uso de tapabocas, el distanciamiento social y las medidas de higiene.

Sin embargo, pocos días después, a raíz de un rebrote en la ciudad de Catriló decidieron retroceder de fase y cerrar todos los comercios no esenciales, con lo cual los gimnasios de cuatro ciudades pampeanas, incluida la capital Santa Rosa, tuvieron que volver bajar sus persianas. ¿Cuál es la lógica de una decisión así?

La intransigencia de muchos funcionarios, respaldada por asesores -que no saben, que no pueden y que quizás no quieren- ha llevado a la quiebra a más de 800 gimnasios en los últimos 5 meses y también ha llevado a la clandestinidad a otros cientos de gimnasios.

Porque supongo que todos ustedes saben que hay gimnasios que nunca cerraron sus puertas. Y se podrán imaginar que un gimnasio que funciona ilegalmente no puede ser controlado en nada. Y supongo que ustedes también saben que esa clandestinidad no solo fue provocada sino también, en algunos casos, sugerida por los mismos funcionarios, que por debajo murmuraban: muchachos nosotros no los podemos autorizar, porque desde arriba nos bajaron el pulgar, pero ustedes abran, que no los vamos a controlar.

¿Qué es eso? ¿Dónde se ha visto? Pequeños emprendedores que no encuentran otra forma para sobrevivir que trabajar a escondidas como si fueran delincuentes y, de hecho, varios terminaron en la cárcel por hacerlo. Encima, esta situación genera malestar y enojo en muchos de sus colegas que optan aguantar cerrados y respetar las disposiciones de las autoridades sanitarias, pero se sienten unos boludos al hacerlo. Y entonces hacen denuncias y empiezan las peleas, que agrandan las distancias en un sector que debe mantenerse unido.

En algunos distritos con funcionarios un poco más originales hemos sido testigos de ejercicios de creatividad únicos. Por ejemplo: ok muchachos, pueden abrir PERO con un protocolo de CA LIS TENIA. ¿Sabrán esos funcionarios qué es la calistenia? Abran, pero con una persona por hora. Abran, pero solo para alumnos con prescripción médica. Abran, pero no usen elementos. Abran, pero solo pueden entrenar en espacios al aire libre. Abran, pero hagan de cuenta que siguen cerrados así que, por favor, bajo perfil en redes sociales.

Señores funcionarios, ¿sabían que en estos casi 5 meses de cuarentena hemos visto gimnasios convertidos en pizzería, en verdulería, en pastelería, en dietética y hasta en un forraje? ¿Sabían que, durante esta cuarentena, dos dueños de gimnasios, uno en Córdoba y otro en La Pampa, se quitaron la vida?

Miren, les voy a contar algo: un tercio de los gimnasios del país tiene menos de 200m2 y que solo el 7% tiene más de 1000m2. ¿Qué quiere decir eso? Que la mayoría de los gimnasios con micro-pymes familiares, no son grandes empresas las que se funden. Son pequeños emprendimientos, un autoempleo de alguien que juntó unos ahorros y pidió plata prestada a amigos y familiares para cumplir un sueño, un sueño que ya se terminó para muchos de ellos y se va a terminar para otros tantos si ustedes no cambian sus decisiones.

Un estudio reciente realizado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Universidad de Buenos Aires reveló que los argentinos que solían tener una vida más activa antes de la pandemia disminuyeron durante la cuarentena la cantidad de horas por semana que dedicaron al ejercicio físico. Y en 6 de cada 10 casos, la condición física empeoró.

Y cuando les preguntaron sobre las emociones que más sintieron durante el aislamiento, las respuestas fueron: ansiedad, tristeza, ira y temor. Datos parecidos arrojó un relevamiento realizado entre el 10 y 30 de junio por la Cámara de Natatorios y Actividades Deportivas de la Provincia de Buenos Aires, que encuestó a 3500 personas físicamente activas.

Esa encuesta reveló que la falta de ejercicio físico trajo principalmente consecuencias en el estado anímico del 67,3% de los encuestados. Otras de las consecuencias fueron dolores posturales (59,4%), sobrepeso (35,8%), estrés (35,5%), insomnio (25,1%) y depresión (17%). La gente necesita ponerse en movimiento y recuperar su estilo de vida.

Señores, se los dije antes y se los repito ahora: los gimnasios son parte de la solución, no del problema.

¿Sabían que un cuarto de los argentinos es obeso? ¿Sabían que, según lo publicado por la Revista Europea de Endocrinología, la obesidad leve puede agravar un cuadro de COVID-19 y llevar a la persona a la muerte? Habrán escuchado al primer ministro británico Boris Johnson contarle a la prensa cómo su sobrepeso complicó su salud cuando contrajo Coronavirus. ¿Y sabían que bajar de peso es una de las motivaciones principales para concurrir a un gimnasio?

¿Sabían que existe otra pandemia –llamada sedentarismo- que provoca más de 3.200.000 muertes al año en todo el mundo? ¿Sabían que el 65% de los argentinos es sedentario? Recientemente, se publicó un estudio, firmado entre otros por una eminencia en fisiología del ejercicio como John Hawley, que asegura que a mayor condición cardiorrespiratoria, menor es el impacto del Covid-19 en pacientes que padecen el virus. ¿Lo sabían?

Bueno, si no lo sabían, ahora saben esto también. Ya saben un montón de cosas. Y cuando alguien no hace porque no sabe, padece de ignorancia. Pero cuando ese alguien sabe y sigue sin hacer algo al respecto, el diagnóstico es de tozudez e ineptitud o bien de mala intención.

Nieztche decía: “Las convicciones son prisiones. No ven lo que hay más allá. Las convicciones son enemigas de la verdad, más peligrosas que las mentiras”. No mientan más y recapaciten sobre sus convicciones, están a tiempo de corregir y evitar que el daño a un sector que tanto bien le hace a la sociedad sea aún mayor.

Señores, los gimnasios son parte de la solución, no del problema.

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