Increíble pero real: siguen prohibidos los gimnasios en Formosa
Unos pocos días en diciembre de 2020 y una semana en abril pasado es el tiempo que los gimnasios de la provincia argentina de Formosa han podido abrir sus puertas legalmente para prestar servicios desde que comenzaron las restricciones por la pandemia en marzo de 2020. Y mientras tanto, el Gobierno local hace caso omiso a los reclamos del sector.
“En verdad no están cerrados, sino prohibidos, porque a la mayoría no le queda otra que abrir a puertas cerradas y funcionar ilegalmente, con todos los riesgos que hacerlo conlleva. Pero no tienen otra salida, es eso o fundirse como ya le ocurrió lamentablemente a unos cuantos gimnasios de esa provincia”, explica Guille Vélez, editor de Mercado Fitness.
En la misma línea, Gustavo Guardia, propietario de Aries Gym, de la capital formoseña, comenta que su gimnasio lleva un año y cuatro meses con sus puertas cerradas. “Sin embargo, aún sin poder trabajar, tenemos que seguir pagando impuestos municipales, AFIP y servicios de agua y electricidad”, explica.
Frente a esta crítica situación y con varios gimnasios más en riesgo de cierre definitivo, representantes del sector elevaron notas al gobierno provincial y también al municipal, “pero no hubo ningún tipo de respuesta”, dice Guardia. La Cámara de Gimnasios de Argentina (CGA) envió una solicitud de reapertura a la Gobernación, pero tampoco hubo respuesta.
La Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (UTEDYC) acompañó el pedido de la CGA y también lo hicieron desde la seccional Formosa, pero no sirvió de nada. Cuando esta problemática obtuvo cierta relevancia pública a través de las redes sociales, algunos funcionarios provinciales hicieron tímidos comentarios al respecto.
En este contexto, es un secreto a voces que muchos gimnasios formoseños trabajan en una clandestinidad avalada por las autoridades locales, bajo la premisa de “mantener perfil bajo y no reclamar” y con la siempre presente amenaza de clausura. Solo en la capital de Formosa, cerraron más de 10 gimnasios de forma definitiva y otros salieron a vender su equipamiento.
“Tenemos que buscar otros recursos para generar ingresos”, dice Rosy Brakenridge, dueña de un gimnasio que en los últimos 16 meses solo estuvo abierto 15 días. Pero el próximo lunes los niños regresan a las aulas de forma presencial y eso enciende una luz de esperanza para el sector. Pero habrá que esperar, porque en Formosa nunca se sabe lo que puede pasar.