Gimnasios, lejos aún de la línea de llegada

“Ya estamos en la recta final”, me dijo hace pocos días el dueño de un gimnasio de la Ciudad de Buenos Aires cuando la autorización de reapertura ya tenía fecha confirmada. ¿Recta final?, me pregunté en voz baja y no le dije lo que realmente pensaba. Debí haberle dicho que no era así, que estaba muy equivocado y advertirle además que subestimar el tamaño del problema que enfrentamos significaría tropezar dos veces con la misma piedra.

Nuestro sector –como sucede con la mayoría de los sectores de la economía- no está en la recta final ni por asomo. La tan esperada noticia de reapertura para los gimnasios porteños es una curva más de las tantas que faltan, una por la que ya han pasado gimnasios de otros lugares del  país. Hay ciudades de Argentina que cerraron gimnasios hasta cuatro veces, ¡cuatro! Eso es abrir, cerrar, abrir, cerrar, abrir, cerrar, abrir y cerrar una vez más.

En Europa, pasado el verano, hay ciudades que hoy están restringiendo nuevamente la capacidad de atención de los gimnasios, limitando el número de participantes en clases grupales o imponiendo el uso permanente de barbijos, en el mejor de los casos. Y hay países enteros –como Francia, Italia y ahora también Alemania- que están cerrando directamente los gimnasios de nuevo, seis meses después de que autorizaron su reapertura allá por mayo/junio de este año.

En marzo pasado, recién cuando el extraño virus surgido a finales de 2019 en China empezó a tener consecuencias en Europa nosotros comenzamos a prestarle algo de atención, pero todavía nos parecía lejano y, sobre todo, ajeno. Teníamos el diario del lunes frente a nuestros ojos -todo el tiempo lo tuvimos- pero no supimos, no pudimos o no quisimos leerlo. Y en pocas semanas la realidad nos golpeó con crudeza.

El título principal de ese diario era raro y desconocido, decía COVID-19. Hoy, ocho meses después, una vez más, Europa compró el diario del lunes y nos hace el favor de prestárnoslo. Esta vez el título es mucho más claro y aterrador, dice SEGUNDA OLA y nos confirma que no estamos en la recta final y que, por lo tanto, la línea de llegada aún no se ve.

Nos esperan meses complicadísimos en los que tendremos que redoblar esfuerzos y también desdoblarlos. Porque, por un lado, como empresas debemos atender las urgencias financieras internas generadas por la cuarentena y, al mismo tiempo, luchar contra el miedo de nuestros usuarios y construir confianza en ellos para que se animen a volver.

Y, por otro lado, hacia afuera, debemos consolidar las entidades intermedias –llámense cámaras o asociaciones.- que fueron creadas en estos meses. Habrá que limar asperezas y llegar a acuerdos que nos permitan estar y mostrarnos unidos para mantener en la agenda del Gobierno la problemática del sector y seguir defendiendo los intereses de la mayoría.

Con los gimnasios abiertos, al menos por unos meses, debemos seguir trabajando para demostrarles a las autoridades, a los medios y a toda la sociedad que ofrecemos entornos seguros y que podemos ser un excelente aliado para educar a la población en los cuidados a tomar para evitar la propagación del virus, para ayudar a la gente a adoptar hábitos saludables y fortalecer así su sistema inmunológico, y también para atenuar los factores de riesgo –como el sobrepeso y el sedentarismo- de las enfermedades crónicas no transmisibles, que son causantes del 70% de las muertes en el mundo.

Repito: no estamos en la recta final, reabrir es solo una curva más de las tantas que restan para completar esta carrera interminable, en la que ya hemos visto a varios amigos quedarse al costado del camino. Así que llenen el tanque, si aún les queda resto, ajusten fuerte sus cinturones y sigan andando. Frenen si hace falta, usen el espejo retrovisor antes de hacer maniobras –aprendan de sus experiencias pasadas-, miren hacia los costados y verán a otros colegas transitando el mismo camino que ustedes –aprendan de las experiencias de otros-  pero, sobre todo, miren al frente, mantengan las manos sobre el volante y háganse cargo del rumbo que van a tomar, porque nadie más lo hará por ustedes.

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