¿Cómo crear espacios deportivos seguros para las mujeres?
El deporte debería ser un espacio de libertad, salud y comunidad. Sin embargo, muchas mujeres aún enfrentan violencia, acoso o discriminación incluso en lugares destinados al bienestar físico y emocional. Esta violencia no siempre es evidente; a veces se esconde en comentarios, silencios o miradas que hacen sentir insegura a quien simplemente busca entrenar.
La pregunta es inevitable: ¿cómo podemos garantizar que nuestros gimnasios sean realmente seguros, inclusivos y respetuosos para todas? Como directora de Marketing de Sport City, he visto cómo evoluciona la experiencia de nuestras socias. Hoy, más del 50% de quienes nos eligen son mujeres, lo que refleja la importancia de ofrecer espacios seguros, cómodos e inclusivos, donde cada persona pueda sentirse bienvenida y motivada a cuidar su bienestar.
En Sport City trabajamos para que nuestras socias puedan entrenar sin miedo y con plena confianza. Para lograrlo, hemos implementado Puntos Violeta, espacios claramente señalizados dentro de cada club, donde cualquier persona puede recibir apoyo inmediato, orientación profesional y acompañamiento ante situaciones de acoso o violencia. Estos puntos no solo son un lugar físico de asistencia, sino también un símbolo de nuestro compromiso con la seguridad y el respeto hacia todas las socias.
Además, nuestro personal recibe capacitación continua en perspectiva de género, lo que les permite reconocer señales de violencia, actuar con empatía y garantizar que cada situación se maneje con profesionalismo y sensibilidad. La cultura de respeto y protección comienza con quienes están en contacto directo con las socias todos los días.
El diseño de nuestros clubes refleja esta filosofía, pero no como un punto de llegada, sino como un proceso constante. La iluminación, los accesos controlados, los vestidores privados y la disposición estratégica de máquinas y áreas de entrenamiento son revisados de manera permanente, siempre con la mirada puesta en asegurar privacidad, circulación segura y comodidad.
Sabemos que el gimnasio puede ser un espacio intimidante, sobre todo para las mujeres, y por eso estamos en vigilancia continua: para evitar al máximo cualquier forma de acoso, para escuchar, proteger y valorar a cada socia, y para seguir construyendo espacios donde el bienestar físico y emocional sea realmente seguro. No es un proyecto que se cierre, es una responsabilidad diaria.
Más allá de infraestructura y protocolos, transformamos la cultura interna. Fomentamos un entorno inclusivo donde la comunicación, el respeto y la igualdad sean principios claros. Nuestro crecimiento en socias refleja que estas iniciativas funcionan: cuando una mujer se siente segura y respetada, su bienestar se multiplica.
A todas las empresas y líderes del deporte les digo: no basta con hablar, hay que actuar. No hay excusas: gimnasios libres de violencia son posibles y necesarios. Exijamos, construyamos y defendamos espacios donde ninguna mujer tenga miedo. El cambio empieza ahora, y empieza con nosotras.

