Más del 50% de los estudiantes tienen sobrepeso u obesidad en Chile

Más del 50% de los estudiantes tienen sobrepeso u obesidad en Chile

Más del 50% de los estudiantes chilenos presenta sobrepeso, obesidad u obesidad severa, según el Mapa Nutricional 2024, elaborado por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb) junto al Ministerio de Educación. El informe revela un preocupante aumento de la desnutrición por exceso en el sistema escolar: el 50,9% de los alumnos evaluados se encuentra en esta condición, frente al 50% registrado en 2023.

El estudio recopiló más de 700 mil respuestas de estudiantes y familias de prekínder, kínder, 1° básico, 5° básico y 1° medio de establecimientos con financiamiento público. Aunque 5° básico sigue siendo el nivel con mayor prevalencia (61,5%), el mayor aumento se dio en prekínder, pasando de 46,9% a 47,5%. También hubo un alza en 1° básico, mientras que en 1° medio la cifra bajó levemente de 47,7% a 47,3%.

"La desnutrición por exceso continúa siendo uno de los principales desafíos en la salud escolar. El incremento en la educación inicial exige nuestra atención urgente", advirtió Camila Rubio Araya, directora nacional de Junaeb. El informe también señala marcadas brechas territoriales y socioeconómicas.

En zonas rurales, la prevalencia alcanza el 55,9%, frente al 50,4% en zonas urbanas. Entre los estudiantes del 40% más vulnerable según el Registro Social de Hogares, el porcentaje llega a 52,5%, mientras que en el 20% de mayores ingresos baja al 49,6%. También se registró un aumento en la obesidad entre niñas (de 16,3% a 17%) y entre estudiantes extranjeros (de 34,5% a 36,1%).

En la Región Metropolitana, las comunas con mayores tasas de desnutrición por exceso son La Pintana (53,1%), El Bosque (51,4%) y Renca (51,1%). En contraste, las comunas con mayor proporción de estudiantes con peso normal se ubican en sectores de mayores ingresos: Providencia (53,3%), Vitacura (52,5%), Ñuñoa (51,9%), Las Condes (51,3%) y Santiago Centro (50,6%).

Las autoridades hicieron un llamado a reforzar las políticas públicas que promuevan una alimentación saludable y la actividad física desde los primeros años de vida, reconociendo el impacto del entorno social y económico en el desarrollo nutricional de los estudiantes.

"Es crucial promover hábitos saludables desde temprana edad", dice Osvaldo Scarcella

«Es crucial promover hábitos saludables desde temprana edad», dice Osvaldo Scarcella, especialista en nutrición

En Argentina, el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes están en aumento. Estudios recientes muestran que el 41.1% de los niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años tienen sobrepeso y obesidad.  En este contexto, Osvaldo Scarcella, director del Gimnasio Muscle y especialista en nutrición, destaca la urgencia de promover hábitos saludables y prevenir el sobrepeso desde una edad temprana.

Importancia del control médico y asesoramiento profesional

Según el especialista, el primer paso crucial es realizar controles médicos regulares. "Un médico puede ofrecer el asesoramiento necesario para diseñar un programa de nutrición saludable para toda la familia", explica y añade: "Este programa debe incluir proporciones adecuadas de nutrientes esenciales: hidratos de carbono, proteínas, grasas saludables, fibras y una buena hidratación". Al mismo tiempo,  Scarcella destaca la importancia de reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas saborizadas. "Estudios afirman que más del 6% de los niños en edad escolar tienen obesidad, y se proyecta que para 2025, unos 167 millones de personas en todo el mundo gozarán de peor salud debido al sobrepeso y la obesidad", señala. Actualmente, la obesidad afecta a 650 millones de adultos, 340 millones de adolescentes y 39 millones de niños a nivel global.

Consejos útiles para mantener a los niños activos y saludables

  1. Programa de ejercicios personalizado:
    • "Es vital ayudar a los niños a mantenerse activos con un programa de ejercicios adaptado a sus necesidades y al grado de sobrepeso para evitar lesiones articulares", dice Scarcella.
  2. Horas de sueño adecuadas:
    • Asegurar que los niños y adolescentes duerman lo suficiente es crucial para su salud general y control del peso.
  3. Evitar el sedentarismo:
    • Minimizar el tiempo dedicado a actividades sedentarias, como ver televisión o jugar videojuegos, es fundamental.
  4. Apoyo emocional:
    • Aunque los niños y adolescentes anhelan su independencia, necesitan el apoyo constante de sus padres. Es crucial mantener una comunicación abierta y preguntarles cómo se sienten con su programa de nutrición y ejercicio. "Los padres pueden proponer a sus hijos: 'Sigamos trabajando en tu peso como familia; podemos organizar actividades físicas juntos'", sugiere Scarcella.

La importancia de crear un entorno de apoyo

Scarcella destaca que el diálogo abierto entre padres e hijos es fundamental. "Al final de la semana, es valioso preguntarles cómo se sintieron con el programa de nutrición y ejercicio, si experimentaron momentos de ansiedad, y qué se puede hacer para ayudarles. Esto refuerza el apoyo emocional y práctico que necesitan", explica. Además, enfatiza que "los padres deben brindar a sus hijos las herramientas necesarias para que puedan tomar decisiones acertadas sobre su peso".

México será el quinto país del mundo con mayor obesidad en 2030

México será el quinto país del mundo con mayor obesidad en 2030, según informó el Atlas Mundial de la Obesidad. El World Obesity Atlas reveló que, dentro de diez años, el ranking de obesidad será liderado por Estados Unidos, seguido de China, Brasil e India. En esta línea, se espera que el 36.8% por ciento de la población adulta mexicana padezca la enfermedad, alcanzando a más de 35 millones de personas. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2021 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señaló que los mexicanos de 30 a 39 años es el mayor grupo que padece obesidad, alcanzando un 39.6%. A este grupo le siguen las personas de 50 a 59 años, con el 37%, y los que tienen entre 40 a 49 años, con el 35.5%. A su vez, la enfermedad alcanza al 28,4% de la población de entre 60 a 69 años; al 25,8% de las personas de entre 20 a 29 años; al 20% de los niños de entre 5 a 11 años; al 19,4% de los adultos mayores de 70 a 79 años, y al 11,1% de la población de 80 años o más. Por otro lado, el Inegi, junto al Instituto Nacional de Salud Pública y la Secretaría de Salud, informa que el aumento de sobrepeso y obesidad afecta más a la población de zonas urbanas. En esta línea, la obesidad en la población de 5 a 11 años representa un 20%; mientras que en las rurales alcanza el 12%. Incluso, la enfermedad, en las personas de 12 a 19 años es un 1% más alta en localidades urbanas. En los grupos de 20 años o más llega al 37% en las zonas urbanas y 32% en las zonas rurales. En líneas generales, según el Ensanut, en las zonas rurales hay un 14.6% de población con obesidad, y en las urbanas hay un 19.3%. En los lugares urbanos, el 23,1% de las mujeres y el 15,5% de los hombres padecen obesidad. Por su parte, en la zona rural, la enfermedad alcanza al 16.1% de las mujeres y al 13.1% de los hombres. También, el Ensanut 2021 indica que el 35.7% de la población en todo México tiene sobrepeso, mientras que el 23.6% tiene obesidad tipo 1(de bajo riesgo), el 9.3% tiene del tipo 2 (riesgo moderado) y el 3.8% del tipo 3 (alto riesgo). Para el 2030, el 36.8% de la población adulta del país tendría obesidad, es decir, se registraría un aumento de 1.6% anual. En este sentido, se calcula que, al menos 22.5 millones serían del tipo 1, 7.5 millones del tipo 2, y 5 millones del tipo 3. En 2020, según el World Obesity Atlas había 1,079 millones de personas a nivel mundial con algún tipo de obesidad. Incluso, señala que la cifra podría alcanzar los 1,469 millones de personas para el 2030. Además, en ese mismo año, las muertes prematuras por obesidad podrían ser del 45%.

En Misiones, el 60% de la población tiene sobrepeso y el 25% obesidad

En Misiones, el 60% por ciento de la población tiene sobrepeso y el 25% obesidad. Según el médico referente del equipo de obesidad del Parque de la Salud, Eduardo Carrozo, los índices de obesidad están alrededor del 24 al 25% en Misiones. Los resultados se desprenden de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo. Carrozo comenta que “siempre uno quiere creer que nuestra región tiene problemas de mal nutrición, pero en realidad es al revés, lo que tenemos es un problema de malnutrición, lo que nos lleva a comer mal y la pandemia potenció el problema”. Al mismo tiempo, Carrozo destaca que “eso influye negativamente en la calidad de vida del paciente y en el sistema de salud porque lo recarga”, y prosigue: “Las cifras que hay son de población adulta, pero lastimosamente la población en niños o adolescentes está marcando una tendencia muy parecida a los adultos”. También menciona que la pandemia por el Covid-19 tuvo un gran impacto en la calidad de vida y en los hábitos. “Hay que hacer cosas simples como, por ejemplo, ordenar la comida, hacer actividad física todos los días, respetar los controles médicos y los descansos”, dice. “La obesidad es un problema, es una enfermedad crónica que es compleja porque te afecta a todos los otros órganos y aparte es progresiva, entonces hay que hacer acciones concretas para que el peso frene y después baje”, asegura Carrozo. Por último, Carrozo aclara: “Se sabe que un niño con obesidad va a ser un adulto con obesidad y va a desarrollar todas estas patologías, pero en una edad más temprana”.

Un informe de Europe Active resume el impacto positivo de la actividad física regular en la función inmunológica

Europe Active, una organización sin fines de lucro con 21 años de antiguedad cuyo fin es promover el fitness en Europa, presentó en agosto pasado un informe que resume el el impacto positivo de la actividad física en la función inmunológica. “El ejercicio –destaca- es la herramienta crítica de prevención y recuperación para combatir una segunda ola de COVID-19”. A continuación transcribimos el resumen final de los autores, con las conclusiones más importantes: Las personas con obesidad / sobrepeso, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2 suelen tener una inflamación crónica de bajo grado. Esto se caracteriza por un aumento de las citocinas proinflamatorias y los inflamasomas, lo que predispone a estos individuos a un mayor riesgo de infección junto con resultados de salud más adversos. Este es ciertamente el caso con respecto al COVID-19, ya que las personas con afecciones médicas subyacentes tienen muchas más probabilidades de ser hospitalizadas si contraen COVID-19 en comparación con sus contrapartes sanas (Chow et al, 2020). Uno de los mecanismos mediante los cuales se cree que la actividad física previene las enfermedades crónicas es reduciendo la inflamación celular (Booth et al., 2012). Esto podría tener importantes implicaciones para la prevención de enfermedades transmisibles y no transmisibles. De hecho, en una revisión reciente, Zbinden-Foncea y sus colegas (2020) sugirieron que una alta aptitud cardiorrespiratoria podría conferir una protección inmune innata contra Covid-19. El mecanismo propuesto por Zbinden-Foncea y sus colegas fue que el efecto protector podría ocurrir al atenuar el "síndrome de la tormenta de citocinas", que a menudo experimentan las personas "en riesgo". Es importante destacar que este mecanismo requiere mayor atención en la investigación. De hecho, conocemos los informes de que las personas que anteriormente eran muy activas continúan sufriendo síntomas relacionados con COVID-19, en particular fatiga, durante meses después del primer diagnóstico 11. Una alta aptitud cardiorrespiratoria podría atenuar potencialmente el estado proinflamatorio inducido por COVID-19 y prevenir una respuesta severa a la enfermedad. En términos más generales, tener una aptitud cardiorrespiratoria elevada y hacer ejercicio a una intensidad de moderada a vigorosa de forma regular puede mejorar las respuestas inmunitarias a la vacunación, reducir la inflamación crónica de bajo grado (Simpson y Katsanis, 2020) y mejorar varios marcadores inmunitarios en varios estados de enfermedad, incluido el cáncer, VIH, enfermedades cardiovasculares, diabetes, deterioro cognitivo y obesidad (Duggal et al., 2019; Walsh et al., 2011). El impacto positivo de la actividad física sobre la función inmunológica se ha destacado en otra revisión reciente. Al redefinir el impacto potencial de la función de salud inmunológica del ejercicio a lo largo de la vida, los autores (Campbell, Turner, 2018) identificaron que la actividad física regular y el ejercicio frecuente aumentan los aspectos de la competencia inmunológica a lo largo de la vida. De hecho, una sola sesión aguda de ejercicio parece mejorar la respuesta inmunitaria a la vacunación tanto en individuos jóvenes como mayores. Es probable que los efectos beneficiosos de la actividad física sobre la función inmunológica sean mayores para los adultos mayores que presentan el deterioro de la competencia inmunológica asociado con la edad, también conocido como inmunosenescencia (Aw et al., 2007). Además, la evidencia preliminar sugiere que la actividad física y el ejercicio estructurado regular podrían incluso limitar o retrasar el envejecimiento inmunológico (Campbell, Turner, 2018; Nieman, 2020). Los datos epidemiológicos también indican que las personas físicamente activas son menos propensas a reportar síntomas de enfermedad respiratoria superior y hay evidencia de que el ejercicio puede proteger a la persona de muchos tipos de infecciones virales, incluida la influenza, el rinovirus (otra causa del resfriado común) y la reactivación de infecciones latentes como Epstein-Barr (EBV), varicela-zoster (VZV) y herpessimplex-virus-1 (HSV-1) (Duggal et al., 2019). Un estudio de Martin y colegas (2009) también mostró que el entrenamiento con ejercicios de intensidad moderada durante una infección de influenza activa protegió a los ratones de la muerte y promovió una composición favorable de las células inmunes y cambios de citocinas en los pulmones asociados con una mejor supervivencia (Martin et al., 2009). Las personas físicamente activas han demostrado un mejor control de las infecciones virales latentes, incluso durante los períodos de aislamiento y confinamiento. Por ejemplo, un trabajo reciente de Simpson & Katsanis demostró que los astronautas con mayor aptitud cardiorrespiratoria y resistencia del músculo esquelético tenían ~ 40% menos de probabilidades de reactivar un herpesvirus latente durante una misión de 6 meses a la Estación Espacial Internacional (ISS). Particularmente si pudieron mantener su condición física en la ISS (Agha et al., 2020). Incluso en los astronautas que reactivaron un virus, las copias de ADN viral fueron menos en los astronautas más aptos, lo que indica que eran menos contagiosas que sus contrapartes menos aptas. La reactivación viral latente es un sello distintivo de la inmunidad comprometida, que, en este contexto, consideramos que se debe a los factores estresantes asociados con el aislamiento y la inactividad como resultado del confinamiento en la EEI (Simpson y Katsanis, 2020). Finalmente, la investigación también ha demostrado cómo los períodos de aislamiento y confinamiento elevan los glucocorticoides (por ejemplo, el cortisol) que pueden inhibir muchas funciones críticas de nuestro sistema inmunológico (Simpson y Katsanis, 2020). Estos incluyen la capacidad de nuestros linfocitos para multiplicarse en respuesta a agentes infecciosos y las funciones efectoras de las células NK y las células T CD8 +, todas las cuales son esenciales en el reconocimiento y eliminación de células cancerosas o infectadas por virus (Duggal et al., 2019). Tomados en conjunto, estos estudios respaldan la opinión de que la actividad física regular y el mantenimiento de un peso saludable mejoran la salud inmunológica al tiempo que reducen el riesgo de varios tipos de enfermedades respiratorias (Nieman, Wentz, 2019). Como se discutió anteriormente, “estas estrategias de prevención primaria contra enfermedades respiratorias son particularmente importantes en sociedades envejecidas con una alta prevalencia de obesidad y comorbilidades relacionadas y son adyuvantes esenciales para las prácticas de mitigación” (Nieman, 2020). Pueden leer el informe completo (en inglés) desde aquí http://mercadofitness.com/pdf/The_positive_impact_of_physical_activity_and_exercise_Aug2020_web.pdf

En junio, los mexicanos redujeron la cantidad de actividad física que realizan en un 79,7%, según Fitbit

El número de pasos realizados por los mexicanos durante junio pasado disminuyó un 79,7% respecto del mismo mes del año anterior, según un estudio realizado por la compañía norteamericana Fitbit. Ese porcentaje sitúa a México en el cuarto puesto de los países que menos actividad física registraron. Estos datos se desprenden de un estudio de alcance mundial publicado el 25 de junio por Fitbit. Del mismo participaron 4 millones de usuarios de esta pulsera, que es capaz monitorear diferentes parámetros de la actividad física. Esta empresa estadounidense se dedica a la tecnología wearable desde 2007 y en 2019 fue adquirida por Google. El relevamiento también señala que, además de México, los países con mayor caída en los niveles de actividad física durante la pandemia fueron: Turquía (98,9%), Argelia (95,6), Rumania (87,7%), y Argentina (51,9%). Mientras que los que tuvieron una caída más leve fueron: Egipto (6.2%), Estados Unidos (5,2%) y Arabia Saudita (3,2%). En cuanto a la edad, la encuesta reveló que los jóvenes de entre 18 y 29 años fueron los que menos se ejercitaron. Con estos resultados, “se teme que haya una merma en los niveles de acondicionamiento físico de la población luego de la pandemia, seguida de un aumento de enfermedades crónicas como la obesidad y los problemas cardíacos”. Por otro lado, varios países han informado que las medidas de aislamiento han llevado a un incremento en el peso de la población. Este es el caso, por ejemplo, de Brasil donde una encuesta de la Universidad Federal de Minas Gerais mostró que casi cuatro de cada diez personas aumentaron de peso durante la pandemia. Por otro lado, el informe mostró que, incluso los países que no tuvieron un aislamiento total registraron una merma en el nivel de actividad. Tal es el caso de Japón, que registró una caída del 11% en junio respecto al mismo mes de 2019. Esto indica, según Fitbit, que la población no se sentía lo suficientemente segura para mantener su rutina. “Es posible que tengamos otras etapas de aislamiento que pueden llevar a periodos prolongados de poca actividad física. Esto podría aumentar el tamaño de la población más vulnerable a las complicaciones graves del COVID-19”, comenta Nina Rogers, epidemióloga del University College London del Reino Unido.

Durante la cuarentena, los argentinos disminuyeron su frecuencia de entrenamiento

Los argentinos que solían tener una vida más activa antes de la pandemia disminuyeron durante la cuarentena la cantidad de días- y, por lo tanto, de horas por semana- de entrenamiento. Así lo informa un estudio realizado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

 El 60% de la muestra solía realizar actividad física o deportiva cuatro días a la semana en promedio, pero pasaron a entrenar tres días durante el confinamiento. A su vez, antes los miembros de ese grupo entrenaban 118 minutos semanales, y ahora solo 71,75. Por otro lado, el 17,3% decidió suspender sus rutinas de ejercitación.

 Entre quienes indicaron que tenían un plan de entrenamiento (89,5%), solo el 62,6% admitió haberlo sostenido a lo largo de la pandemia. Asimismo, solo el 9,8% de los encuestados afirmó que entrenaba con un psicólogo del deporte, cuya demanda también cayó un 4,9% en este período de estudio (del 1º al 16 de julio).

 Respecto a los deportistas, su entrenamiento también decayó: antes de la cuarentena, practicaban su disciplina entre cuatro y cinco días a la semana, con una media de 123 minutos, mientras que, en el confinamiento, lo hicieron entre tres y cuatro días, con casi 80 minutos semanales.

 Respecto de su estado físico, el 58,2% reconoció que empeoró, y un 86,1% manifestó que sus metas y rendimiento se vieron perjudicados. Por otra parte, las emociones que más sintieron en el aislamiento fueron ansiedad, tristeza, ira, y temor. El 94,3%, asimismo, dijo que no pudo acceder a un psicólogo deportivo.

En cuanto a la vuelta al entrenamiento y las competencias, al 71,2% le preocupa contagiarse de COVID-19, y el 76,1% teme lesionarse.

Pueden acceder al informe completo aquí http://mercadofitness.com/pdf/OPSA-Influencia-de-la-cuarentena-en-el-deporte.pdf

“La falta de actividad física afecta al estado de ánimo de las personas”, según confirma una reciente encuesta

La falta de actividad física genera consecuencias en el estado de ánimo del 67,3% de las personas, según lo reveló una encuesta realizada por la Cámara de Natatorios y Actividades Deportivas de la Provincia de Buenos Aires. Para esta investigación, realizada entre el 10 y 30 de junio, se encuestó a casi 3500 personas de 16 provincias diferentes.

Si bien el impacto sobre el estado anímico que tuvo la inactividad física fue el más mencionado, otras personas dijeron que el no moverse le causó: dolores posturales (59,4%), sobrepeso (35,8%), estrés (35,5%), insomnio (25,1%) y depresión (17%). El 96,6% de los encuestados dijo que, antes de la cuarentena, entrenaba o realizaba algún deporte.

En lo que respecta a los entrenamientos virtuales, el 40,5% respondió que continúa tomando clases de forma online. El 21,4% dijo haber comenzado a realizar sesiones virtuales pero reconoció que luego perdió el interés y bajó la frecuencia de participación o abandonó completamente.  Por último, el 38,2% de las personas dijo que no tomó ninguna clase online. 

Como contracara, los participantes que continúan ejercitándose durante el aislamiento social y preventivo respondieron, en su mayoría, que se mantienen activos principalmente porque quieren mejorar su salud general (82,7%). En segundo y tercer lugar, porque quieren ayudar a gestionar el estrés y la depresión (38,6%) y para combatir el sobrepeso (28,9%).

Además, entre quienes se mantienen haciendo actividad física en la cuarentena, un 35,4% manifestó que entrena con una rutina realizada por su cuenta. Por otra parte, el 32,9% dijo que ejercita con un entrenamiento presentado por un instructor de club o gimnasio. El 30,3% respondió que hace rutinas virtuales sin supervisión de un profesional del deporte.

Al preguntarles a los encuestados si volverían a entrenar a su gimnasio, natatorio o club deportivo cumpliendo con un protocolo de seguridad e higiene aprobado por las autoridades correspondientes, un 82% contestó que sí, mientras que un 13,2% dijo que todavía no lo sabe, y solo un 4,6% respondió que no volvería.

Una investigación de la Universidad de San Pablo alerta por la inactividad física causada por la cuarentena

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP), Brasil, publicaron un estudio en el American Journal of Physiology en el que se advierte por los efectos que puede generar la inactividad física. “El sedentarismo puede contribuir al deterioro de la salud cardiovascular incluso en períodos cortos de tiempo”, afirma la investigación.

“Una persona necesita entrenar al menos 150 minutos en ritmo que vaya de moderada a intensa por semana para ser considerada activa, de acuerdo con las pautas de la Organización Mundial de la Salud y las sociedades médicas. La actividad física realizada en el hogar parece una alternativa interesante para esto”, dice Tiago Peçanha, primer autor del estudio.

Algunos de los experimentos realizados en el marco de la investigación mostraron, por ejemplo, que mantener a una persona en cama durante 24 horas puede inducir a una atrofia cardíaca y a una reducción significativa en el calibre de los vasos sanguíneos durante una y cuatro semanas.

También en el estudio se realizaron pruebas en los que voluntarios se mantuvieron sentados continuamente durante períodos de tres a seis horas. El tiempo de inactividad fue suficiente para promover los cambios vasculares, el aumento de los marcadores de inflamación y el índice glucémico posterior a la alimentación.

“Estos primeros cambios observados en los estudios son funcionales, es decir, el corazón y los vasos sanguíneos de voluntarios sanos comenzaron a funcionar de manera diferente en respuesta a la inactividad física. Sin embargo, si la situación continúa, la tendencia es que se conviertan en cambios estructurales, más difíciles de revertir”, explica Peçanha.

Según los investigadores, si las personas sanas pueden sufrir las consecuencias por no ejercitarse, el impacto de la inactividad física prolongada puede ser más perjudicial para las personas con enfermedades cardiovasculares y otras afecciones de salud crónicas, como diabetes, hipertensión, obesidad y cáncer.

En el caso de los ancianos, también puede agravarse la pérdida generalizada de masa muscular -una condición conocida como sarcopenia- y aumentar el riesgo de caídas, fracturas y otros traumas físicos. “La gente más vulnerable a los efectos del sedentarismo también forma parte del grupo de riesgo COVID-19 y, por lo tanto, deberán protegerse en casa”, dice Peçanha.

“Idealmente, deberían encontrar estrategias para mantenerse activos, ya sea haciendo tareas domésticas, caminando al jardín, subiendo escaleras, jugando con sus hijos o bailando en la sala de estar. La evidencia científica indica que hacer ejercicio en el hogar es seguro y efectivo para controlar la presión, la composición corporal, la calidad de vida y el sueño” agrega el autor.