"Es crucial promover hábitos saludables desde temprana edad", dice Osvaldo Scarcella

«Es crucial promover hábitos saludables desde temprana edad», dice Osvaldo Scarcella, especialista en nutrición

En Argentina, el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes están en aumento. Estudios recientes muestran que el 41.1% de los niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años tienen sobrepeso y obesidad.  En este contexto, Osvaldo Scarcella, director del Gimnasio Muscle y especialista en nutrición, destaca la urgencia de promover hábitos saludables y prevenir el sobrepeso desde una edad temprana.

Importancia del control médico y asesoramiento profesional

Según el especialista, el primer paso crucial es realizar controles médicos regulares. "Un médico puede ofrecer el asesoramiento necesario para diseñar un programa de nutrición saludable para toda la familia", explica y añade: "Este programa debe incluir proporciones adecuadas de nutrientes esenciales: hidratos de carbono, proteínas, grasas saludables, fibras y una buena hidratación". Al mismo tiempo,  Scarcella destaca la importancia de reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas saborizadas. "Estudios afirman que más del 6% de los niños en edad escolar tienen obesidad, y se proyecta que para 2025, unos 167 millones de personas en todo el mundo gozarán de peor salud debido al sobrepeso y la obesidad", señala. Actualmente, la obesidad afecta a 650 millones de adultos, 340 millones de adolescentes y 39 millones de niños a nivel global.

Consejos útiles para mantener a los niños activos y saludables

  1. Programa de ejercicios personalizado:
    • "Es vital ayudar a los niños a mantenerse activos con un programa de ejercicios adaptado a sus necesidades y al grado de sobrepeso para evitar lesiones articulares", dice Scarcella.
  2. Horas de sueño adecuadas:
    • Asegurar que los niños y adolescentes duerman lo suficiente es crucial para su salud general y control del peso.
  3. Evitar el sedentarismo:
    • Minimizar el tiempo dedicado a actividades sedentarias, como ver televisión o jugar videojuegos, es fundamental.
  4. Apoyo emocional:
    • Aunque los niños y adolescentes anhelan su independencia, necesitan el apoyo constante de sus padres. Es crucial mantener una comunicación abierta y preguntarles cómo se sienten con su programa de nutrición y ejercicio. "Los padres pueden proponer a sus hijos: 'Sigamos trabajando en tu peso como familia; podemos organizar actividades físicas juntos'", sugiere Scarcella.

La importancia de crear un entorno de apoyo

Scarcella destaca que el diálogo abierto entre padres e hijos es fundamental. "Al final de la semana, es valioso preguntarles cómo se sintieron con el programa de nutrición y ejercicio, si experimentaron momentos de ansiedad, y qué se puede hacer para ayudarles. Esto refuerza el apoyo emocional y práctico que necesitan", explica. Además, enfatiza que "los padres deben brindar a sus hijos las herramientas necesarias para que puedan tomar decisiones acertadas sobre su peso".

México será el quinto país del mundo con mayor obesidad en 2030

México será el quinto país del mundo con mayor obesidad en 2030, según informó el Atlas Mundial de la Obesidad. El World Obesity Atlas reveló que, dentro de diez años, el ranking de obesidad será liderado por Estados Unidos, seguido de China, Brasil e India. En esta línea, se espera que el 36.8% por ciento de la población adulta mexicana padezca la enfermedad, alcanzando a más de 35 millones de personas. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2021 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señaló que los mexicanos de 30 a 39 años es el mayor grupo que padece obesidad, alcanzando un 39.6%. A este grupo le siguen las personas de 50 a 59 años, con el 37%, y los que tienen entre 40 a 49 años, con el 35.5%. A su vez, la enfermedad alcanza al 28,4% de la población de entre 60 a 69 años; al 25,8% de las personas de entre 20 a 29 años; al 20% de los niños de entre 5 a 11 años; al 19,4% de los adultos mayores de 70 a 79 años, y al 11,1% de la población de 80 años o más. Por otro lado, el Inegi, junto al Instituto Nacional de Salud Pública y la Secretaría de Salud, informa que el aumento de sobrepeso y obesidad afecta más a la población de zonas urbanas. En esta línea, la obesidad en la población de 5 a 11 años representa un 20%; mientras que en las rurales alcanza el 12%. Incluso, la enfermedad, en las personas de 12 a 19 años es un 1% más alta en localidades urbanas. En los grupos de 20 años o más llega al 37% en las zonas urbanas y 32% en las zonas rurales. En líneas generales, según el Ensanut, en las zonas rurales hay un 14.6% de población con obesidad, y en las urbanas hay un 19.3%. En los lugares urbanos, el 23,1% de las mujeres y el 15,5% de los hombres padecen obesidad. Por su parte, en la zona rural, la enfermedad alcanza al 16.1% de las mujeres y al 13.1% de los hombres. También, el Ensanut 2021 indica que el 35.7% de la población en todo México tiene sobrepeso, mientras que el 23.6% tiene obesidad tipo 1(de bajo riesgo), el 9.3% tiene del tipo 2 (riesgo moderado) y el 3.8% del tipo 3 (alto riesgo). Para el 2030, el 36.8% de la población adulta del país tendría obesidad, es decir, se registraría un aumento de 1.6% anual. En este sentido, se calcula que, al menos 22.5 millones serían del tipo 1, 7.5 millones del tipo 2, y 5 millones del tipo 3. En 2020, según el World Obesity Atlas había 1,079 millones de personas a nivel mundial con algún tipo de obesidad. Incluso, señala que la cifra podría alcanzar los 1,469 millones de personas para el 2030. Además, en ese mismo año, las muertes prematuras por obesidad podrían ser del 45%.

En Misiones, el 60% de la población tiene sobrepeso y el 25% obesidad

En Misiones, el 60% por ciento de la población tiene sobrepeso y el 25% obesidad. Según el médico referente del equipo de obesidad del Parque de la Salud, Eduardo Carrozo, los índices de obesidad están alrededor del 24 al 25% en Misiones. Los resultados se desprenden de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo. Carrozo comenta que “siempre uno quiere creer que nuestra región tiene problemas de mal nutrición, pero en realidad es al revés, lo que tenemos es un problema de malnutrición, lo que nos lleva a comer mal y la pandemia potenció el problema”. Al mismo tiempo, Carrozo destaca que “eso influye negativamente en la calidad de vida del paciente y en el sistema de salud porque lo recarga”, y prosigue: “Las cifras que hay son de población adulta, pero lastimosamente la población en niños o adolescentes está marcando una tendencia muy parecida a los adultos”. También menciona que la pandemia por el Covid-19 tuvo un gran impacto en la calidad de vida y en los hábitos. “Hay que hacer cosas simples como, por ejemplo, ordenar la comida, hacer actividad física todos los días, respetar los controles médicos y los descansos”, dice. “La obesidad es un problema, es una enfermedad crónica que es compleja porque te afecta a todos los otros órganos y aparte es progresiva, entonces hay que hacer acciones concretas para que el peso frene y después baje”, asegura Carrozo. Por último, Carrozo aclara: “Se sabe que un niño con obesidad va a ser un adulto con obesidad y va a desarrollar todas estas patologías, pero en una edad más temprana”.

Los países que tienen las tasas de obesidad más bajas son los que mantienen abiertos sus gimnasios, según HCM

Los países que tienen las tasas de obesidad más bajas son los que mantienen abiertos sus gimnasios, según una investigación realizada por la revista británica Health Club Management (HCM). Según esta publicación, existe una correlación entre la baja tasa de obesidad y la decisión de mantener abiertos los gimnasios durante la pandemia.

En este sentido, HCM reveló que los países europeos con una tasa de obesidad del 22% o más tienen mayores probabilidades de decidir el cierre de los centros de acondicionamiento físico, mientras que aquellos países con tasas de obesidad menores del 22%, tienen más probabilidades de mantener abiertas sus instalaciones de deportes y fitness.

Los países con las tasas más altas de obesidad en Europa, incluido el Reino Unido -con una tasa del 26,4%-, la República Checa -26%- e Irlanda -25,3%- han decidido cerrar sus gimnasios como parte de las medidas sanitarias impulsadas por la segunda ola de contagios de coronavirus en el viejo continente.

Mientras tanto, los países cuyas tasas de obesidad se encuentran entre las más bajas de Europa, como Suiza (19,5%), Dinamarca (19,7%), Austria (20,1%) y los Países Bajos (20,4%), han mantenido abiertos sus centros de entrenamiento a pesar de haber restringido otras industrias, como las de cines, teatros y viajes internacionales.

Al respecto, desde el gobierno holandés afirmaron que los gimnasios “permanecerían abiertos, porque el ejercicio es demasiado importante para la salud física y mental de las personas”. Por su parte, en el Reino Unido el sector fitness está trabajando para que las autoridades clasifiquen a los gimnasios como servicios esenciales.

“Esta correlación entre gimnasios  abiertos y niveles de obesidad muestra diferentes actitudes de los Gobiernos hacia sus ciudadanos. Aplaudimos a aquellos que dan prioridad a la salud, empoderan a las personas para mantenerse en forma y saludables y les permiten asumir la responsabilidad de su propio bienestar y autocuidado”, declara Liz Terry, editora de HCM.

Las enfermedades relacionadas con el estilo de vida están impulsando el COVID-19, según The Lancet

Las enfermedades relacionadas con el estilo de vida están impulsando el COVID-19, según la revista médica británica The Lancet. Esta afirmación la hizo el editor de dicha publicación, Richard Horton, médico y licenciado en Fisiología por la Universidad de Birmingham, quien también dijo que “necesitamos un cambio radical de dirección para enfrentar” este problema.

“Hay dos categorías de enfermedades que interactúan dentro de poblaciones específicas: la infección por el coronavirus (SARS-CoV-2) y una serie de enfermedades no transmisibles (ENT). Estas condiciones se agrupan dentro de los grupos sociales de acuerdo con patrones de desigualdad profundamente arraigados en nuestras sociedades”, remarca Horton.

“Limitar el daño causado por COVID-19 -continúa- exigirá mucha más atención a las ENT y la desigualdad socioeconómica de lo que se ha admitido hasta ahora. El número total de personas que viven con enfermedades crónicas está aumentando: abordar el coronavirus significa abordar la hipertensión, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas y el cáncer”.

“La suma de estas enfermedades en un contexto de disparidad social y económica exacerba los efectos adversos de cada enfermedad por separado. La naturaleza de la amenaza que enfrentamos significa que se necesita un enfoque más matizado si queremos proteger la salud de nuestras comunidades”, destaca el experto.

Por otra parte, los datos del informe Global Burden of Disease muestran que enfermedades prevenibles como la obesidad, la hipertensión arterial y la diabetes tipo 2 han hecho que el mundo sea más vulnerable al coronavirus. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia global de obesidad casi se triplicó entre 1975 y 2016.

“El aumento de tres décadas en las enfermedades prevenibles ha llevado a una situación en la que los gobiernos y las organizaciones de salud pública deberían reevaluar la forma en que están tratando de abordar la pandemia, ya que han adoptado un enfoque demasiado estrecho cuando se trata de manejar este brote del SARS-CoV-2”, concluye Horton.

Un Diputado Nacional presentó un proyecto de ley para declarar en emergencia a gimnasios y profesionales de la educación física

Se presentó a principio de mes en el Congreso de la Nación un proyecto de ley para declarar en emergencia a los gimnasios y profesionales de la educación física. La propuesta es impulsada por el médico y diputado nacional por Catamarca Rubén Manzi, perteneciente a la Coalición Cívica-ARI, y es apoyada por varios diputados de Juntos por el Cambio.

“Propusimos declarar en estado de emergencia económica, laboral, tributaria y financiera la actividad que nuclea a los gimnasios y profesionales independientes de la educación física (entrenadores deportivos e instructores personales) en el marco de las disposiciones que se tomaron en todo el país como consecuencia de la pandemia por el Covid-19”, dice Manzi.

El proyecto de ley presentado por el diputado catamarqueño incluye exenciones impositivas, asistencia para el pago de haberes de empleados, programas de créditos tasa cero, entre otros beneficios para paliar la situación del sector del fitness. Estas medidas estarían vigentes por el lapso de un año a partir del pasado 20 de marzo, cuando inició la cuarentena.

“Sobran los ejemplos de la situación económica angustiante que el rubro atraviesa en contextos normales, a los que ahora debemos sumarle el agravante de tener que mantener sus puertas cerradas, dejando de percibir ingresos. A su vez, en muchos casos, deben pagar los salarios de sus empleados, además de impuestos y servicios públicos”, añade el diputado.

En cuanto a las medidas de alivio tributario, el proyecto prevé exenciones en el pago del impuesto a las ganancias, diferimientos en los vencimientos del pago del IVA, como así también al impuesto a los créditos y débitos bancarios. “También se invita a Capital Federal y a las otras provincias a ofrecer las mismas exenciones a este sector”, destaca Manzi.

Por otra parte, el proyecto dispone la creación de un programa de asistencia laboral para que el Estado abone el equivalente al 50% del sueldo de los trabajadores -cifra que no podrá ser inferior a un salario mínimo, vital y móvil, ni podrá superar dos veces ese valor-, y estipula un subsidio mensual a los profesionales del deporte que sean monotributistas.

“Para los gimnasios -prosigue Manzi- proponemos un programa crediticio a tasa cero en hasta 48 cuotas para facilitar la adquisición de equipamiento de seguridad sanitaria y para realizar reformas de infraestructura para cumplir con los protocolos necesarios. También estará disponible para pagar servicios públicos y cancelar créditos anteriores a la pandemia”.

“Esta actividad tiene un impacto directo en la calidad de vida de la población al promover hábitos saludables, e incide en la prevención de enfermedades como la obesidad, infartos cardíacos, ACV y enfermedades autoinmunes. Considero que es un sector que, en esta coyuntura, debe ser apoyado para evitar el cierre y el cese de su vital tarea”, concluye.

adultos jovenes obesidad covid-19

Los adultos jóvenes, que son obesos, hipertensos y portadores de Covid-19 tienen un mayor riesgo de que su cuadro se agrave, según un estudio

Los adultos jóvenes con obesidad e hipertensión que hayan contraído COVID-19 tienen un riesgo más elevado de agravar su cuadro y de morir, según un estudio realizado en pacientes de entre 18 a 34 años en Estados Unidos. El mismo fue publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA) a principios de septiembre. De los 3222 pacientes analizados “el 21% requirió cuidados intensivos, el 10% necesitó ventilación mecánica, y el 2,7% murió- señaló el informe-. La obesidad mórbida, la hipertensión y la diabetes fueron comunes y se asociaron con mayores riesgos de eventos adversos”. En conclusión, estas enfermedades “se asociaron con un mayor riesgo de muerte o ventilación mecánica”, indicó el autor de la investigación Dr Scott Solomon del Brigham and Women’s Hospital, siendo que el 41% de los que tenían obesidad fallecieron o requirieron respiración asistida. “La enfermedad por coronavirus está aumentando rápidamente entre los adultos jóvenes en Estados Unidos. A menudo descrita como una enfermedad que afecta a los adultos mayores, hasta donde sabemos, pocos estudios han incluido pacientes más jóvenes para comprender mejor su trayectoria clínica anticipada”, explica Solomon. “Los adultos jóvenes con más de una de estas afecciones enfrentaron riesgos comparables a los observados en adultos de mediana edad- agrega el informe-. Dado el marcado aumento de las tasas de infección por COVID-19 en esta franja etaria, estos hallazgos subrayan la importancia de las medidas de prevención de infecciones”. Una manera de cuidarse de estas enfermedades y reforzar el sistema inmunológico es realizando actividad física. “Está demostrado que puede prevenir hasta más de 35 tipos, incluyendo las crónicas no transmisibles, como la hipertensión y la obesidad, entre otras”, dice la Dra. Julieta Alfonso, especialista en medicina del deporte. “La recomendación mínima es hacer 150 minutos de actividad física moderada por semana. Lo ideal sería entrenar todos los días y alcanzar los 300 minutos semanales, y también incluir dos veces a la semana entrenamientos de fuerza. Hay que seguir el ejercicio físico a través del tiempo para seguir teniendo sus beneficios”, aconseja Alfonso.

Un informe de Europe Active resume el impacto positivo de la actividad física regular en la función inmunológica

Europe Active, una organización sin fines de lucro con 21 años de antiguedad cuyo fin es promover el fitness en Europa, presentó en agosto pasado un informe que resume el el impacto positivo de la actividad física en la función inmunológica. “El ejercicio –destaca- es la herramienta crítica de prevención y recuperación para combatir una segunda ola de COVID-19”. A continuación transcribimos el resumen final de los autores, con las conclusiones más importantes: Las personas con obesidad / sobrepeso, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2 suelen tener una inflamación crónica de bajo grado. Esto se caracteriza por un aumento de las citocinas proinflamatorias y los inflamasomas, lo que predispone a estos individuos a un mayor riesgo de infección junto con resultados de salud más adversos. Este es ciertamente el caso con respecto al COVID-19, ya que las personas con afecciones médicas subyacentes tienen muchas más probabilidades de ser hospitalizadas si contraen COVID-19 en comparación con sus contrapartes sanas (Chow et al, 2020). Uno de los mecanismos mediante los cuales se cree que la actividad física previene las enfermedades crónicas es reduciendo la inflamación celular (Booth et al., 2012). Esto podría tener importantes implicaciones para la prevención de enfermedades transmisibles y no transmisibles. De hecho, en una revisión reciente, Zbinden-Foncea y sus colegas (2020) sugirieron que una alta aptitud cardiorrespiratoria podría conferir una protección inmune innata contra Covid-19. El mecanismo propuesto por Zbinden-Foncea y sus colegas fue que el efecto protector podría ocurrir al atenuar el "síndrome de la tormenta de citocinas", que a menudo experimentan las personas "en riesgo". Es importante destacar que este mecanismo requiere mayor atención en la investigación. De hecho, conocemos los informes de que las personas que anteriormente eran muy activas continúan sufriendo síntomas relacionados con COVID-19, en particular fatiga, durante meses después del primer diagnóstico 11. Una alta aptitud cardiorrespiratoria podría atenuar potencialmente el estado proinflamatorio inducido por COVID-19 y prevenir una respuesta severa a la enfermedad. En términos más generales, tener una aptitud cardiorrespiratoria elevada y hacer ejercicio a una intensidad de moderada a vigorosa de forma regular puede mejorar las respuestas inmunitarias a la vacunación, reducir la inflamación crónica de bajo grado (Simpson y Katsanis, 2020) y mejorar varios marcadores inmunitarios en varios estados de enfermedad, incluido el cáncer, VIH, enfermedades cardiovasculares, diabetes, deterioro cognitivo y obesidad (Duggal et al., 2019; Walsh et al., 2011). El impacto positivo de la actividad física sobre la función inmunológica se ha destacado en otra revisión reciente. Al redefinir el impacto potencial de la función de salud inmunológica del ejercicio a lo largo de la vida, los autores (Campbell, Turner, 2018) identificaron que la actividad física regular y el ejercicio frecuente aumentan los aspectos de la competencia inmunológica a lo largo de la vida. De hecho, una sola sesión aguda de ejercicio parece mejorar la respuesta inmunitaria a la vacunación tanto en individuos jóvenes como mayores. Es probable que los efectos beneficiosos de la actividad física sobre la función inmunológica sean mayores para los adultos mayores que presentan el deterioro de la competencia inmunológica asociado con la edad, también conocido como inmunosenescencia (Aw et al., 2007). Además, la evidencia preliminar sugiere que la actividad física y el ejercicio estructurado regular podrían incluso limitar o retrasar el envejecimiento inmunológico (Campbell, Turner, 2018; Nieman, 2020). Los datos epidemiológicos también indican que las personas físicamente activas son menos propensas a reportar síntomas de enfermedad respiratoria superior y hay evidencia de que el ejercicio puede proteger a la persona de muchos tipos de infecciones virales, incluida la influenza, el rinovirus (otra causa del resfriado común) y la reactivación de infecciones latentes como Epstein-Barr (EBV), varicela-zoster (VZV) y herpessimplex-virus-1 (HSV-1) (Duggal et al., 2019). Un estudio de Martin y colegas (2009) también mostró que el entrenamiento con ejercicios de intensidad moderada durante una infección de influenza activa protegió a los ratones de la muerte y promovió una composición favorable de las células inmunes y cambios de citocinas en los pulmones asociados con una mejor supervivencia (Martin et al., 2009). Las personas físicamente activas han demostrado un mejor control de las infecciones virales latentes, incluso durante los períodos de aislamiento y confinamiento. Por ejemplo, un trabajo reciente de Simpson & Katsanis demostró que los astronautas con mayor aptitud cardiorrespiratoria y resistencia del músculo esquelético tenían ~ 40% menos de probabilidades de reactivar un herpesvirus latente durante una misión de 6 meses a la Estación Espacial Internacional (ISS). Particularmente si pudieron mantener su condición física en la ISS (Agha et al., 2020). Incluso en los astronautas que reactivaron un virus, las copias de ADN viral fueron menos en los astronautas más aptos, lo que indica que eran menos contagiosas que sus contrapartes menos aptas. La reactivación viral latente es un sello distintivo de la inmunidad comprometida, que, en este contexto, consideramos que se debe a los factores estresantes asociados con el aislamiento y la inactividad como resultado del confinamiento en la EEI (Simpson y Katsanis, 2020). Finalmente, la investigación también ha demostrado cómo los períodos de aislamiento y confinamiento elevan los glucocorticoides (por ejemplo, el cortisol) que pueden inhibir muchas funciones críticas de nuestro sistema inmunológico (Simpson y Katsanis, 2020). Estos incluyen la capacidad de nuestros linfocitos para multiplicarse en respuesta a agentes infecciosos y las funciones efectoras de las células NK y las células T CD8 +, todas las cuales son esenciales en el reconocimiento y eliminación de células cancerosas o infectadas por virus (Duggal et al., 2019). Tomados en conjunto, estos estudios respaldan la opinión de que la actividad física regular y el mantenimiento de un peso saludable mejoran la salud inmunológica al tiempo que reducen el riesgo de varios tipos de enfermedades respiratorias (Nieman, Wentz, 2019). Como se discutió anteriormente, “estas estrategias de prevención primaria contra enfermedades respiratorias son particularmente importantes en sociedades envejecidas con una alta prevalencia de obesidad y comorbilidades relacionadas y son adyuvantes esenciales para las prácticas de mitigación” (Nieman, 2020). Pueden leer el informe completo (en inglés) desde aquí http://mercadofitness.com/pdf/The_positive_impact_of_physical_activity_and_exercise_Aug2020_web.pdf

El ejercicio previene y reduce las dificultades respiratorias que afectan a pacientes con COVID-19, según un estudio de la Universidad de Virginia

El ejercicio puede prevenir o al menos reducir la gravedad del síndrome de dificultad respiratoria aguda que afecta a buena parte de los pacientes que padecen COVID-19. Así lo afirma un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, Estados Unidos, y publicado en la revista Redox Biology.

 “Es cierto que los dos pilares de la salud en general son una alimentación sana y una actividad física adecuada. Pero además, está demostrado que la actividad física regular mejora la inmunidad”, destaca el Dr. Lluis Serra, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, portavoz del comité científico que asesora al Gobierno de Islas Canarias.

“Mantenerse activo –prosigue- resultaría ser, por lo tanto, una de las claves para protegerse de algunos de los factores que aumentan el riesgo de hospitalización y mortalidad en pacientes que son portadores de COVID-19”.

El Dr. Serra es fundador de la International Foundation of Mediterranean Diet e impulsor de la Dieta Mediterránea, la cual fue reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. “La mala alimentación y el sedentarismo son enemigos de la salud pública, y también lo son para el estado inmunitario de las personas”, destaca.

“La obesidad resulta uno de los factores de riesgo más importantes a la hora de enfrentarse al coronavirus, como se observó en un pequeño estudio realizado en un hospital de Lille, Francia, que concluyó que más del 50% de los pacientes que requirieron respiradores fueron obesos o lo eran al momento de ser internados”, destaca Serra.

“Haciendo una dieta variada, rica en vitaminas y minerales, con un adecuado equilibrio entre los distintos grupos alimentarios y evitando aquellos que sabemos que perjudican más nuestra salud, favorecemos la inmunidad. Esto, junto a un ejercicio físico regular -al menos dos o tres veces por semana- previene el riesgo de infecciones”, concluye el especialista.

Fuente: TeldeActualidad

En junio, los mexicanos redujeron la cantidad de actividad física que realizan en un 79,7%, según Fitbit

El número de pasos realizados por los mexicanos durante junio pasado disminuyó un 79,7% respecto del mismo mes del año anterior, según un estudio realizado por la compañía norteamericana Fitbit. Ese porcentaje sitúa a México en el cuarto puesto de los países que menos actividad física registraron. Estos datos se desprenden de un estudio de alcance mundial publicado el 25 de junio por Fitbit. Del mismo participaron 4 millones de usuarios de esta pulsera, que es capaz monitorear diferentes parámetros de la actividad física. Esta empresa estadounidense se dedica a la tecnología wearable desde 2007 y en 2019 fue adquirida por Google. El relevamiento también señala que, además de México, los países con mayor caída en los niveles de actividad física durante la pandemia fueron: Turquía (98,9%), Argelia (95,6), Rumania (87,7%), y Argentina (51,9%). Mientras que los que tuvieron una caída más leve fueron: Egipto (6.2%), Estados Unidos (5,2%) y Arabia Saudita (3,2%). En cuanto a la edad, la encuesta reveló que los jóvenes de entre 18 y 29 años fueron los que menos se ejercitaron. Con estos resultados, “se teme que haya una merma en los niveles de acondicionamiento físico de la población luego de la pandemia, seguida de un aumento de enfermedades crónicas como la obesidad y los problemas cardíacos”. Por otro lado, varios países han informado que las medidas de aislamiento han llevado a un incremento en el peso de la población. Este es el caso, por ejemplo, de Brasil donde una encuesta de la Universidad Federal de Minas Gerais mostró que casi cuatro de cada diez personas aumentaron de peso durante la pandemia. Por otro lado, el informe mostró que, incluso los países que no tuvieron un aislamiento total registraron una merma en el nivel de actividad. Tal es el caso de Japón, que registró una caída del 11% en junio respecto al mismo mes de 2019. Esto indica, según Fitbit, que la población no se sentía lo suficientemente segura para mantener su rutina. “Es posible que tengamos otras etapas de aislamiento que pueden llevar a periodos prolongados de poca actividad física. Esto podría aumentar el tamaño de la población más vulnerable a las complicaciones graves del COVID-19”, comenta Nina Rogers, epidemióloga del University College London del Reino Unido.