El ejercicio mejora la calidad de vida en supervivientes de cáncer de mama

El ejercicio regular, especialmente el acuático, mejora la calidad de vida en mujeres supervivientes de cáncer de mama, según un estudio liderado por el Hospital del Mar, la Fundación Claror y el TecnoCampus. El proyecto AQUAFIT, publicado en la revista Breast Cancer , analizó a 28 mujeres que realizaron un programa de ejercicio en seco o en agua. Los resultados mostraron que los participantes que hicieron ejercicio acuático experimentaron una reducción del 18% al 35% en los síntomas relacionados con la enfermedad, dependiendo del tipo de ejercicio, y una mejora en la función física de entre el 8% y el 11%. La fuerza muscular en los brazos aumentó entre el 10% y el 22%, y la fuerza en las piernas mejoró entre el 26% y el 39%. Además, las mujeres que participaron en ejercicios acuáticos mostraron una mayor adherencia al programa, lo que sugiere que el entorno acuático es más efectivo para mantener un estilo de vida activo a largo plazo. La Dra. Mar Vernet-Tomás, coordinadora de la Unidad de Patología Mamaria del Hospital del Mar, afirma que "los ejercicios acuáticos pueden ser tan efectivos como los ejercicios en tierra".
Por su parte, la Dra. Marta Coll subraya que "es crucial adaptar los programas de ejercicios a las preferencias de los pacientes para promover la continuidad y la adherencia a largo plazo". Para acceder al estudio completo visite aquí.
El ejercicio ayuda a mejorar la inteligencia en niños con sobrepeso

El ejercicio ayuda a mejorar la inteligencia en niños con sobrepeso

El ejercicio regular puede mejorar significativamente la inteligencia y la flexibilidad mental de los niños con sobrepeso u obesidad, según un estudio. Estos resultados provienen de un ensayo clínico en el que participaron 109 niños de 8 a 11 años, quienes siguieron un programa de ejercicios aeróbicos y de resistencia durante 20 semanas. Los niños del grupo de ejercicio mejoraron su inteligencia en un 62% más que los niños del grupo de control, que continuaron con sus rutinas habituales. Por su parte, los niños que hicieron ejercicio también mostraron una mejora en su flexibilidad mental en un 42% más que los niños del grupo de control. Además de los beneficios en inteligencia y flexibilidad mental, el ejercicio tuvo un efecto positivo, aunque más pequeño, en el rendimiento académico. Los niños del grupo de ejercicio tuvieron una mejora en sus puntuaciones académicas en un 21% más en comparación con el grupo de control. El ensayo clínico se llevó a cabo entre noviembre de 2014 y junio de 2016, con un seguimiento y análisis de datos de neuroimagen realizado entre 2017 y 2021. Todos los participantes recibieron recomendaciones generales para un estilo de vida saludable, pero solo el grupo de ejercicio asistió a un mínimo de tres sesiones supervisadas de 90 minutos por semana en un entorno extraescolar. Estas sesiones incluyeron actividades aeróbicas y de resistencia diseñadas para mejorar la condición física general de los niños. El programa de ejercicios no mostró efectos significativos en otras áreas evaluadas, como la inhibición, la memoria de trabajo, o los resultados estructurales y funcionales del cerebro, como el volumen del hipocampo. Este estudio destaca la importancia de incorporar el ejercicio físico en la rutina diaria de los niños para promover su desarrollo cognitivo y general. Para acceder a la investigación, visite aquí.

El ejercicio regular está asociado con un mayor volumen cerebral

El ejercicio regular está asociado con un mayor volumen cerebral, según investigadores del Centro de Salud Cerebral del Instituto de Neurociencia del Pacífico y la Universidad de Washington en St Louis. La investigación identificó una conexión significativa entre la actividad física regular y el tamaño de regiones cerebrales cruciales vinculadas a la memoria y el aprendizaje. El estudio, que analizó resonancias magnéticas de 10.125 personas, reveló que incluso una actividad física modesta, como dar menos de 4.000 pasos al día, tenía un impacto positivo en el cerebro. Aquellos que participaron en caminatas o carreras mostraron volúmenes cerebrales superiores en áreas responsables de la toma de decisiones y la memoria. "Cada vez hay más evidencia de que estar físicamente activo no solo reduce el riesgo de demencia, sino que también preserva el tamaño del cerebro, lo cual es fundamental a medida que envejecemos", explica Cyrus A Raji, MD, líder investigador.
Los hallazgos desafían la noción de que se necesitan 10.000 pasos diarios, ya que niveles moderados de actividad, como caminar menos de 4.000 pasos al día, también pueden tener efectos positivos en la salud cerebral, según dice David Merrill, MD, coautor del estudio y director del PBHC. Por su parte, la coautora Somayeh Meysami, MD, profesora asistente de neurociencias, destaca: "Nuestra investigación establece una conexión entre la actividad física regular y mayores volúmenes cerebrales, sugiriendo beneficios neuroprotectores". Finalmente, Meysami considera que "este estudio amplía nuestra comprensión de los factores del estilo de vida en la salud cerebral y la prevención de la demencia". Los resultados fueron detallados en el artículo "La actividad física relacionada con el ejercicio se relaciona con los volúmenes cerebrales en 10,125 individuos" y publicado en el Journal of Alzheimer's Disease.

Hacer ejercicio regularmente ayuda a vivir más y con mayor autonomía

Practicar ejercicio físico con regularidad, reducir el estrés y consumir de forma moderada alimentos locales son algunos de los aspectos con mayor impacto en el estilo de vida de las personas, según un estudio realizado por Marta Arroyo, profesora e investigadora de la Universidad del País Vasco. Arroyo, quien también coordina la guía “Pasión por la vida” de la Fundación EROSKI, asegura que el ejercicio físico no solo alarga la esperanza de vida, sino que también disminuye el riesgo de padecer fracturas y enfermedades crónicas no transmisibles. Además, permite mantener o aumentar la autonomía y mejorar la calidad de vida de los mayores. “No existe una receta mágica para vivir más y mejor. Pero comer productos frescos de estación y evitar comidas procesadas son claves para lograrlo. Además, la alimentación saludable debe cubrir las necesidades de energía y nutrientes, que varían según la edad, el nivel de actividad física o en situaciones de enfermedad o estrés”, afirma Arroyo. Desde el punto de vista físico, Arroyo señala que el entrenamiento regular fortalece el aparato locomotor, mejora las funciones cardiovasculares, la composición corporal, aumenta la salud y la autonomía funcional. También favorece el mantenimiento de las funciones cognitivas y disminuye la probabilidad de padecer algunas dolencias. En cuanto al aspecto psicológico, la investigadora dice que ejercitar mejora la autoestima, el estado de ánimo, el sentido del humor y la agilidad mental, a la vez que disminuye la ansiedad y el estrés. Esto también repercute positivamente en la vida social de las personas mejorando su capacidad de relación, comunicación e interacción con el entorno. Arroyo enfatiza que la práctica de actividad física regular es buena a cualquier edad: “Quienes realizan ejercicio o deporte en la juventud y en la etapa adulta conservan mejor las capacidades físicas y cognitivas cuando son mayores. Pero nunca es tarde para entrenar con regularidad, incluso cuando se empieza a partir de los 60”. Descansar, seguir un horario razonable de comidas y mantener la mente activa también contribuyen al bienestar físico y emocional de las personas. “En los mayores vemos que, si fijan rutinas como estudiar o ejercitar en días y horarios determinados, tienen menos riesgo de padecer ansiedad y depresión”, añade Arroyo.

En Misiones se aprobó el Programa Provincial contra el Sedentarismo

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